viernes, 8 de julio de 2011

Autoservicio: el suplicio nuestro en cada mordida.

Señor dueño de franquicia de restaurante: si va a meter en el lío de tener autoservicio, al menos hágalo bien!.

¿Cuál cree usted que es el fin último de una persona de usar el autoservicio? Algunas respuestas pueden ser:
.......Estoy tan cansado que no quiero ni bajarme del carro.
......Tengo poco tiempo y no puedo perderlo buscando un parqueo
......Me muero del hambre!
......Ya voy tarde al trabajo-casa-colegio
Cualquier combinación que se le ocurra de las anteriores.

Partiendo de esas opciones, muy probablemente la gente que pasa por el autoservicio quiere:
......Por principio, no andar dundeando buscando el círculo de hoyitos por donde debe hablar.
......Que esté disponible lo que lleva en mente pedir (y si está exhibido en el menú de autoservicio, es su obligación que haya)
......Que le atiendan con rapidez, tanto en tomar la orden, como en efectuar el pago y entregarle el producto.
......Que le den justamente lo que usted pidió y como lo pidió.
......Que si hay cola y ya le sirvieron su producto, pero al de adelante no, los dependientes se las ingenien para que usted pueda irse lo antes posible porque pues, ya no tiene nada que estar haciendo ahí.
......Y de ser posible y si no es mucho pedir, que las personas que lo atiendan tengan una sonrisa o en caso fortuito, al menos que no estén empurrados.

Visto loa anterior, hago mi ranking de autoservicios a cual más deficiente, al menos en los establecimientos que por A o B motivo he visitado.

El premio al peor autoservicio se lo discuten en penaltis el Quiznos y el Mr Donut ubicados en el Boulevar de los Héroes...tiremos la moneda...y el ganador es....

Mr Donut, sucursal Los Héroes, y hasta donde yo sé, el único que tiene autoservicio. Corríjame si me equivoco.
Ahí el tiempo no importa, si algo lo puede hacer perder su valioso tiempo, existirá en ese mágico mundo que le pone como primer obstáculo el desafortunado diseño vial,que lo obliga a atravesarse el estrechisimo parqueo para llegar al autoservicio, lo cual incluye por supuesto, soportar las maniobras de la niña, señora, bicho, maitro, que está justamente aprendiendo a estacionarse bajo la fantástica guía de un vigilante de restaurante. “Enróllese recto, dele dele, avisa, ahí nomás, endrezcalo” y el típico golpe en el baúl son algunos de los aderezos.

Usted inocentemente llega al sitio donde tiene que hablar, pacientemente dice “hola, hola, hola” y nadie responde. Lo que usted no sabe, es que no hay una persona destinada al autoservicio, y la niña que anda el audífono y micrófono probablemente esté con un plato en la mano intentando despachar en el mostrador a la señora con 3 niños que no se deciden de qué sabor quieren la dona o si los convencen de tomar sopa (Doy fe que sucede, no con 3, pero sí con 1).

Cuando la voz lo despierta, pide usted la empanada de queso que lo llevaba suspirando, o para lo que le alcanzaba, y ya, ordenó.

Pasa a la siguiente ventanilla. Ve el espacio de la caja, tan amorosamente diseñado por el arquitecto para el autoservicio, vacío. Porque claro, la niña del audífono sigue allá adentro, sirviendo un jugo con el hielo aparte o una sopa bien cliente. Pasan 5 minutos, usted mejor apaga el carro. Ve acercarse a la señorita con sonrisa nula que le dice “fíjese que no hay de queso, no la quiere de pollo?”.

Sus esperanzas e ilusiones se derrumban, pero igual, lo mata el hambre, no tiene tiempo y ya perdió 5 minutos mínimo, así que asiente y ordena la de pollo. ¿La quiere caliente? Le preguntan. “Un poquitito” dice usted, porque su objetivo es comérsela ya y el calentado es en el ingrato microondas.

La chica se retira...no le dijo cuánto es. Usted saca más de un dólar, por si acaso.

Pasan otros 5 minutos. La joven vuelve, con la bolsita blanco-café-naranja. Le toma el dinero y usted no sabe si esperar vuelto o irse. Sí hay vuelto, se lo dan con la factura.

Con el hambre devorándolo a usted y no a la inversa, saca rápidamente la empanada de la bolsa y descubre con horror, que se ha generado una quemadura de primer grado en los dedos, porque la desgraciada empanada está hirviendo. En ese momento pasa por su mente la típica frase rezongona de “¿qué parte de poquitito no entendió?”.

Se va, con menos tiempo, molesto, y con hambre, porque ese chunche no es comestible hasta dentro de, al menos, 5 cuadras.

Bravo Mr Donut! La gran variedad.

Con el fin de no mezclar comidas incompatibles, pero sobre todo para no aburrirlo, dejamos la Quizstory para el próximo post.

Provecho!.

3 comentarios:

iba pasando dijo...

El autoservicio solo se puede proveer en lugares que tenga la capacidad de atender un cliente en menos de 10 minutos. El restaurante mencionado OBVIAMENTE no está en la capacidad de hacerlo; quizás fue una prueba piloto ponerlo o solo lo iba a habilitar de las 12 de la noche hasta las 5 am. En este caso deberían de ABSTENERSE de colocar un servicio que no pueden dar.

rocca krsital dijo...

Bueno, en realidad casi no visito los autoservicios pero el Mr Donut de Jardines de Guadalupe o La Sultana, frente a la UCA tambien tiene, y si el caso es el mismo...

Clau dijo...

Iba Pasando: si fue prueba piloto, ya se estrelló repetidas veces. ¿No puede ir a decir que lo mejoren? Le veo autoridad =)

Rocca: wow, años más tarde, un comentario! No sabía me leía. Y bueno, tampoco pasaré por ese Mr. para ahorrarme la cólera.