Fue un parpadeo, no supe dónde quedó.
Muchas angustias familiares, personales, económicas, laborales...demasiadas.
En fin, aquí un intento de post para hacer "nombre de Dios" para 2015, no vaya a ser que se me enoje el blog por no alimentarlo.
Este año me dejó dos nuevos amores futbolísticos, ambos tan alemanes como jugadores de la Bundesliga.
También aprendí que no importa con cuánto cariño haya uno tratado de educar a un niño, y de enseñarle a ver nubes, a jugar legos, a intentar ponerle enfrente la librería completa, hay un momento de la infancia-adolescencia que quieren una sola cosa en la vida:
Estoy leyendo, el ya perdí la cuenta qué número de libro de Grisham, solo sé que es el penúltimo y que gracias a unos buenos amigos tengo el más reciente que ha escrito ahí en refrigeración esperándome.
El separador fue un lindo regalo, que no sabía que era regalo hasta que intenté devolverlo.
Hoy que iba por la página 135 reparé en el último párrafo. Desgraciadamente es cierto, horrorosamente cierto.
Los niños pequeños son un sol. Les decis ¿vamos al súper? y gritan "síiiiiiii"
De la última visita, Gaby anecdótica como siempre, llegó corriendo con esto en la mano y diciendo: "mamáaaaaaa, encontré una galleta feliz".
No hay cosa más linda que un gato...ah sí, un gato durmiendo =)
Y bueno, hasta aquí la prueba piloto.
Uno de estos días vuelvo en serio.
Ah sí, arrepiéntanse, ya estamos en campaña electoral otra vez...tendrán mis no humildes opiniones, advertidos.