Volví.
Me di cuenta que este día, además de ser día del Arquitecto, hay una celebración importante: hoy es el día mundial contra el dolor.
Usualmente cuando se va a la consulta los doctores le preguntan el típico "en escala de 1 a 10, ¿cuánto le duele?". Personalmente nunca he estado de acuerdo con ese rango, porque mi 1 y tu 5 pueden ser el mismo, o quizá a muchos les duele 12. No hay una forma estandarizada de medir el dolor porque todos los organismos son diferentes. Lo que sí es quizá universal es que el dolor te pone de malas, te deprime, te hace que bajes la productividad, no te deja vivir a gusto.
Estos artículos me parecen interesantes y se enfocan en muchos puntos que de tan ciertos a veces se pasan por alto:
Ningún dolor es igual, las personas los soportamos de diferente manera. Unos no pueden sobrellevarlos sin analgésicos, otros los usamos solo cuando ya no podemos más.
Lo que estos artículos no resaltan y es algo tan real como el dolor mismo, es que a veces todo empeora por la incomprensión de la gente alrededor. Hasta una relación de pareja se puede estropear cuando no se entiende que a la persona le duele, por ejemplo, que la apreten con fuerza, y la pareja lo interpreta como rechazo. No se rechaza la muestra de afecto, pero es lógico que si a alguien le duele que otra persona le ponga una mano pesada encima, lo normal debería ser que se lo pueda decir y que la otra persona intente tocarla de manera que no le cause dolor. Pero, aunque parezca lo más lógico del mundo, en la realidad puede no ser así.
El dolor, especialmente en la mujer, tiene muchas caras. Hay pocas cosas tan tristes para una madre como no poder jugar con sus hijos a causa del dolor, porque los niños no entienden que mamá no puede, porque el dolor no se ve. Te quita movilidad y no podés hacer todo lo que querés o tenés la voluntad de hacer...o lo que se necesita hacer.
Vivir con dolor crónico es jodido. Vivir con alguien que no entiende eso, es peor.