Hoy hace 28 años que te fuiste.
Anoche soñé con mi abuelo – tu hijo – y mi madre – tu nieta – que andábamos todos juntos como hace rato no lo hacemos.
Quizá esa fue tu forma de manifestarte esta vez, en la víspera de este día.
Un 30 de junio que cada vez que lo recuerdo, me veo en mi cama, abrazando a mi mamá, diciendo que no quiero ir a la funeraria, sintiendo que no tengo nada a qué ir.
Pero fui, me llevaron, no me podía quedar en casa sola. No había quién me cuidara, ya no estabas tú. No te ví, creo que nunca he visto a nadie en un ataúd.
Debo confesar que hacía ratos que no me acordaba de tí, en este ir y venir diario lleno de actividades que me dejan sin respiro. Pero ahora que llega este día, me doy cuenta que van 4 meses desde que nació Gaby y no la has visitado, como visitaste al peque, aquella noche en que estaba exhausta, sola, cuidando al bebé casi de la edad de ella, y llegaste a taparme para que no tuviera frío. No, yo no creo en fantasmas, en extraterrestres, en apariciones ni en eventos sobrenaturales, pero esa presencia tuya no la puedo negar, la sentí, estabas ahi.
Así que, dondequiera que estés viejita, hoy, me acordé de ti.
Anoche soñé con mi abuelo – tu hijo – y mi madre – tu nieta – que andábamos todos juntos como hace rato no lo hacemos.
Quizá esa fue tu forma de manifestarte esta vez, en la víspera de este día.
Un 30 de junio que cada vez que lo recuerdo, me veo en mi cama, abrazando a mi mamá, diciendo que no quiero ir a la funeraria, sintiendo que no tengo nada a qué ir.
Pero fui, me llevaron, no me podía quedar en casa sola. No había quién me cuidara, ya no estabas tú. No te ví, creo que nunca he visto a nadie en un ataúd.
Debo confesar que hacía ratos que no me acordaba de tí, en este ir y venir diario lleno de actividades que me dejan sin respiro. Pero ahora que llega este día, me doy cuenta que van 4 meses desde que nació Gaby y no la has visitado, como visitaste al peque, aquella noche en que estaba exhausta, sola, cuidando al bebé casi de la edad de ella, y llegaste a taparme para que no tuviera frío. No, yo no creo en fantasmas, en extraterrestres, en apariciones ni en eventos sobrenaturales, pero esa presencia tuya no la puedo negar, la sentí, estabas ahi.
Así que, dondequiera que estés viejita, hoy, me acordé de ti.
Y al escribir el título del post caí en la cuenta de que tuviste a tu hijo de 27 años, y que él este año cumplió uno más que la edad que tenías cuando te fuiste. Y también, que eras 4 años mayor que doña Lucita, a quien conocí y alcancé a ver de 94 años y que se fue un poquitito antes de llegar a los 100. Qué bonito sería, que nos hubieras durado así tú también.
En fin, se fue la lágrima, vuelve la sonrisa, de pensar que tu recuerdo sigue aquí...por siempre aquí.