Quizá en mi vida anterior fui fotógrafa, porque me gusta mucho tomar fotos. Cuando ví Step Mom con Julia Roberts amé el trabajo de Isabel. Esa sensación del click contínuo capturando instantáneas para luego elegir la mejor pose para los fines deseados.
En mi infancia hubiera sido difícil, o al menos caro, descubrir esta pasión. Tomar fotografías era un lujo, tomando en cuenta que había que comprar el rollo - sí, rollo de 110 o 35 mm, extintos supongo - los cuales según las ganas $$ de tomar fotos eran de 12, 24 o 36 exposiciones. No había mucho margen para equivocarse, tomarla mal equivalía a desperdiciar una foto.
Luego había que revelar el rollo y hasta entonces, días y a veces meses después, según la urgencia $$$ podía uno ver el resultado. Y claro, se pagaba cada regada.
Con el tiempo el revelado se hizo más eficiente y ya le podían mostrar antes al cliente una impresión de prueba para que eligiera si no quería las fotos mal tomadas y evitar pagarlas.
Recuerdo haber comprado mi primera cámara de rollo en 1999, la sentí cara, en $50 en el aeropuerto de Panamá. Nosotros todavía hablábamos en colones.
Varias piñatas del peque las tomé con esa cámara, las digitales aun eran muy caras. Lo peor que nos pasó fue habernos equivocado de rollo y poner uno ya tomado. Nos quedamos sin fotos de la piñata, hubo que pedirle a los invitados y así rescatamos un par tomadas con un celular.
En combo con la compu creo que en 2008 me atrevì a "sacar fiada" mi primera digital - digo, porque ya feneció y voy por la segunda - y la vida cambió. Fotografiar lo que fuera estuvo al fin al alcance de mis dedos, sin cargo de conciencia. El sol, las nubes, las flores, los animales, los edificios, las miradas, el crecimiento del peque, todo lo que se me pasaba enfrente.
Ya tengo varias fotos de amaneceres, atardeceres, nubes y últimamente he incrementado la colección de árboles y flores.
Les dejo algunas =)