Como cuando los BFF (mejores amigos por siempre, por si ud no es digital) te mandan a des-agendar una invitación porque no les gustó una opinión tuya sobre algo que hicieron...y así.
Ahora entiendo cómo nació el Grinch.
Siento que empiezo a pintarme de verde de adentro hacia afuera.
Lo peor es que los chocolates y los osos de peluche no tienen la culpa. Los primeros nacieron para ser comidos y los segundos para ser abrazados, por mucho que la comercialización y el hastío de la comunidad Grinchezca satanice ambos productos.
Yo sí quiero chocolates, Godiva o Giraldelli si no es mucho pedir...y que pueda traer del exilio a mi oso de peluche dado en adopción al nacer.
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