Voy a estar llevando una doble vida aquí...sí, poniendo post dobles. Uno de cosas fresas y otro de biografías. Y como por mail llegan juntos los del mismo día, pues si no le gusta uno a lo mejor le pega el otro =).
La banalidad de hoy está dedicada a los tacones.
Los hombres aman los tacones.
Algunas mujeres aman los tacones.
Créame, los ortopedas aman los tacones, porque les dejan muy buenos ingresos las malformaciones, dolores e inconvenientes que producen.
No hace falta explicar mucho. Solo vea la foto.
No son cualquier par de zapatos, son una belleza - sí, porque su apariencia es bonita, no se puede negar - de aproximadamente $1,500, de diseñador. Serían dignos de usarse en la película de 50 Sombras de Grey, le irían perfectos al personaje.
Ahora vea el pie. ¿Ve los dedos apuñados y doblados? ¿ve la curvatura extrema del tobillo-pie? ¿Se da cuenta como le saltan los tendones entre dedos y pie? (bueno, se ven más porque la modelo es flaquísima, seguro). Esa forma o posición que toma el pie es antinatural, se nota de lejos y ni siquiera está parada, es decir, que no está soportando el peso de su cuerpo. ¿Vale la pena tanto sacrificio físico nomás para que le silben qué cuero?
Cada quien...
Estos también son lindos, mismo defecto.
Si la naturaleza nos da los pies en proporción a nuestra altura (sí, mientras más altos somos, más largos los pies) ¿por qué reducir la superficie de apoyo a ese pedacito?
Ya vengo, me voy a poner mis botas flats.
2 comentarios:
Soy hombre y no los amo.
Pero, entiendo su punto.
Saludos, Clau.
Será un caso aislado.
Yo digo que debería usarlos quien quiera, no a quien se los impongan.
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