martes, 18 de agosto de 2009

Vacaciones update II: Ciudad

El trabajo, la falta de tiempo, los pagos pendientes...la inmortalidad del cangrejo...han hecho que no haya escrito, aun si he tenido como mil ideas en la mente. Ganas me han sobrado...sólo que los dedos no han podido hacer contacto con el teclado para este fin.

Después del corto saludo, paso a lo siguiente. El tercer día de mis vacaciones, léase lunes 3 de agosto, como buena santaneca y mala capitalina, me importaron un dulce de leche las fiestas patronales de San Salvador y yo me fui para Santa Ana.

El 99% de las visitas a la capital del mundo, sucursal del Cielo, república independiente de Santa Ana son a mi casa – jamás me acostumbraré a decir “la casa de mis papás” - y de ahí de vuelta. En la ruta paso por el centro, y siempre veo con nostalgia la catedral, el teatro, el parque...y me dan ganas de quedarme ahí. Pero siempre está el “no tengo tiempo” de por medio.

Ese lunes, después de hacer las gestiones en el DUIcentro para reponer el mío – que literalmente está en dos capas que se despegan cada día más – me informaron que tenía que llevar para el trámite mi partida de nacimiento marginada por el cambio de apellido de casada. (Off topic: desgracia de sistema, hasta en eso se evidencia la “marginación” del género femenino).

A eso de las 3:30 de la tarde, se me ocurrió que la Alcaldía estaba abierta y que era un buen momento para solicitarla. Jamás se me había ocurrido emprender viaje a semejante hora para el centro, realmente a esa hora siempre estamos pensando en regresar, aparte que nunca hay parqueo...excusas. Pero, se me iluminó y dije: “si me puedo ir en bus”. El sistema de transporte en mi bella ciudad todavía es una maravilla. De hecho hasta a pie me podría haber ido, es como 1 Km nada más. Así que emprendí vuelo.
Tenía aaaaaaaaaaaaños de no entrar en la Alcaldía, que es un edificio antiguo muy lindo – sí, ya se me salió lo arquitecta pues -. Esta vez lo aprecié con otros ojos, la arquitectura, la jardinería...aunque claro que me tuve que sumergir en el gentío que esperaba hacer el mismo trámite de partidas de nacimiento, que – dicho sea de paso – me pareció estaba mal manejado, pues ni cola había sino un tumulto desordenado.

Una vez que salí, todavía me sobraba tiempo de lo que había planeado, así que me atravesé el parque central. Bien feliz iba yo apreciando el piso del parque, un diseño hermoso multicolor con un material poco común, hasta que tropecé con un adefesio de concreto...ni permiso me pidieron para sustituir la belleza de piso por un simple concreteado tipo acera en el centro del parque, ahí por el kiosko. Grrr.

Luego pasé por Catedral...creo que no visitaba a Señora Santa Ana desde que llevé al peque bebé =S.

La están pintando toda de blanco. Para mi gusto personal, me agrada más el beige “sucio” que tiene en la parte que no han pintado, se siente más añeja. Me di cuenta que han quitado el barandal donde una vez a los 4 años se me “trabó” la cabeza y lo han sustituido por lo que supongo yo es el muro original. A decir verdad, quizá porque yo la conocí con barandal, siento demasiado pesado el muro y me gustaba más como estaba antes...o quizá es un signo de amaitramiento eso de que me guste todo a la antigua.

El teatro está verde menta. Si la memoria no me es infiel, una vez que fui a una visita guiada nos dijeron que ese era el color original...otra vez, me gustaba más el color como amarillito que tuvo durante mucho tiempo.

Me regresé a pie para la casa, cosa que no hacía desde hace uhhhhhhhhhhhhhhhhhh. Mientras viví ahí, ir y volver a pie al centro era cosa normal. Había olvidado realmente lo rico que se siente, caminar por un sitio conocido, a media tarde, totalmente libre, sin andar buscando parqueo, sin presiones...feliz.

Este viaje fue inolvidable realmente. Lamenté no haber llevado la cámara y registrado mis impresiones, pero es que yo pasando iba, sólo a sacar la partida, y acabé recordando los mejores años de mi vida, cuando no tenía mayores responsabilidades ni problemas, el dinero no me significaba nada – mucho menos penas – era libre para ir y venir, no había delincuencia, y podía disfrutar de atardeceres bajo el cielo azul, sintiendo el viento del norte y siendo simplemente Claudia.

Dicen que recordar es volver a vivir...y así me sentí ese día...total y completamente viva.

En esta web encontré algunas fotos, para los que no conocen.

Ah mi Santa Ana, te añoro tanto.

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