Sabina
¿Qué puedo decir de Sabina que no se
haya dicho? Quizá nada, quizá mucho. Por ahí en otro blog leí que
alguien dijo que a los jóvenes les gusta Sabina porque han escuchado
su música en los bares. Falso. Soy joven. Jamás en mi vida he ido a
un bar. No consumo alcohol y su música me encanta. Estereotipo.
Yo conocí su música por la radio,
donde sonaron las comerciales, y luego fui buscando más y
encontrando las especiales.
Sí, “La del Pirata Cojo” será su
canción más famosa, pero no la mejor.
Hay tanto Sabina como hay vida para
contar. Vida feliz, vida triste, vida melancólica, vida enamorada,
vida despechada, vida pícara, vida soñadora, vida relajo, vida
fuera de control.
En 2000 vino. Lo fuimos a ver con mami
y confieso que no me podía la mitad de las canciones. Esta vez iba
con la esperanza que cantara las que me podía, porque las nuevas no
se las he seguido.
Me hubiera encantado ver el
Sabina-Serrat en alguna de las dos versiones, pero no me dio la
incorrección política para ir a Costa Rica el año pasado.
Que anunciaran que el 21 de noviembre
vendría fue una cosquilla nerviosa de esperar el bendito dia de
venta de las entradas, segura de que las primeras filas se acabarían
rápido.
Un solo concierto había ido al
segmento más cerca del escenario y me bastó para entender que ahí
se vive el concierto. Todos esos artistas que vi como figuritas
lejanas sin distinguirles el rostro se hubieran sentido más en las
primeras filas.
El dia de la venta llegó y a las 9 am
estaban disponibles, con las primeras dos filas ya vendidas ¿?.
Ubiqué dos lugares en fila 3, justo los del centro, los mejores.
Ingresé los datos de la tarjeta de crédito y zaz! no funcionó.
Frustración total. Cada vez que trataba el sistema lo rechazaba y
veía cómo se iban ocupando más y más filas hacia atrás. Pero
como siempre hay gente buena, una amiga se ofreció a comprarlas por
mi y así conseguimos dos lugares iguales, pero en fila 9.
El concierto fue muy bueno, como lo
esperaba. Estrellita para CIFCO que por fin dio buen sonido. La
visión perfecta, a excepción del tipo del asiento de adelante, que
se paraba tres veces por canción y tapaba todo.
El punto malo es que aquí vale veinte
la ley y a pesar de haber
una que prohibe fumar en sitios públicos, el lugar estaba lleno
de humo y fumadores a cada lado por donde quiera que dirigiera la
vita...y el olfato, dado que soy alérgica al humo. Eso sin contar la
cantidad de bolos alrededor. Ush.
Los datos curiosos:
- Ahí andaba Oscar Ortiz, pero se fue como tres canciones antes del final. Supongo que para no salir “con el montón”. Qué feo ser famoso, se pierde lo mejor.
- Doña Ana Vilma de Escobar estaba en fila 4 creo, como que era niña chiquita, no se estaba quieta, se paraba, se sentaba, fue a saludar a Sigfrido Reyes de beso de mejilla y abracito (ajá y ud militante de ambos partidos agarrándose del pelo con el otro). Hasta se subió a la silla para tomar una foto. Todo mientras el que supongo es el señor Escobar muy correcto ni pestañeaba. La pareja perfecta.
- Hubo backstage patrocinado por la Radio Fuego. Evidentemente no me lo gané. Buuh.
- Es gracioso cuánta gente que conozco del twitter andaba, pero que no pude reconocer porque no tenían gafete con su usuario cual carnet del kinder =)
Me dieron el regalo del siglo cantando
“El Blues de la Soledad” que no estaba en el programa, al menos
no en lo que cantó en México.
La semana que no tenga viernes les subo
los videos. Por lo pronto algunas fotos.