Hace poco circuló por FB esta nota: “Los
más inteligentes escuchan a U2 y Radiohead, Beyonce y reggaeton son
para "tontos" basada en un estudio sin rigor
científico. Luego unos periodistas que tienen una revista mitad
digital mitad en papel se hicieron un “duelo” sobre Arjona, uno
a favor y el otro en
contra.
Esto de la música es como el arte. Bueno, de hecho es un arte, un
arte temporal dicen. Más bien habría que decir que es como la
belleza, que es relativa y depende de los ojos que vean...en este
caso, de los oídos que escuchen.
La primera nota habla sobre que los estadounidenses que hicieron
el examen de admisión a la universidad y obtuvieron mayores puntajes
escuchaban a Beethoven y los del puntaje menor – o sea los tontos
va – escuchaban a Beyoncé, reguettón y otros. Esto de entrada es
cuestionable, primero porque un examen no refleja qué tan
inteligente seas realmente, y en especial porque no se trataba de un
examen para medir inteligencia, sino conocimiento. Y luego por el
hecho de que tener buenas notas no te asegura ser un profesional
exitoso, ni lo contrario.
La nota a favor de Arjona dice que sí, que él es bueno, que
tiene músicos muy buenos y que no hay que evaluarle solo las letras,
sino también los arreglos. La nota en contra dice que Arjona es solo
un producto de mercado que la gente consume...y viene de un amante de
Sabina, para cereza.
Todo esto me hizo recordar los debates que surgieron en redes
sociales el año pasado que vino Sabina. Eran como dos bandos: los
buenos-inteligentes-intelectuales que se podían toda la discografía
y los malos-ignorantes-pobrecitos que ni lo conocían. Las etiquetas
no las pongo yo, es lo que se dejaba leer en los comentarios de ambos
“bandos” si les llamamos así. Y salía el chiste de que no
conocían a Sabina, pero leían a Sabines, quien escribe poesía, muy
muy lejos del estilo de Sabina.
Leyendo por ahí mismo una entrevista que le hicieron via
Twitter a Andrés Calamaro me encontré esta opinión de él:
“Buscar explicaciones a las letras de las canciones es tolerable,
pero creer que las encontramos es insoportable. Someter un disco a
esa clase de análisis o juicio es lo peor de publicar un álbum”.
¿Lindo, no?
Y bueno, yo le opiné a alguien sobre lo de Beethoven, que los
inteligentes son realmente los que escuchan lo que les gusta, sin
molestar a nadie, y sin molestarse por lo que les digan los demás.
Así más o menos. Y es la verdad, mi verdad. Etiquetar a la gente en
“inteligente”, “cool”, “bajera”, “arrastrado” y
cositas así por la música que escucha es de loosers (perdón, otra
etiqueta).
¿Y qué pasa cuando el reguettón es lo único a lo que tenés
acceso? ¿te convierte en tonto automáticamente? Las letras son
sexistas, ofensivas la mayoría, pero es un ritmo bailable. ¿me
gusta? No ¿lo escucharía por voluntad propia? No, pero si tu vida
es viajar en una coaster de la 44 tenés que hallarle la magia, es
cuestión de superviviencia mental.
El punto es que, al menos para mí, la música es un estado
mental/emocional y hay un ritmo, un artista, una letra que puede ser
aplicable en un momento X. Sí influye lo que tenés alrededor, pero
tu gusto musical no te hace menos ni más que nadie.
¿Y a mí qué me gusta? Se preguntará ud. Fuera más fácil
sacar la lista de lo que no me gusta, es más corta. Lo que pasa es
que hay artistas/géneros de one hit wonder y otros para disco
completo, y están los de toda la vida, que a la primera nota me la
puedo, que son el soundtrack de mis momentos.
Vengo de un entorno bastante mezcladito. A mi bisabuela no
recuerdo haberle escuchado música. Mi abuelo le oye a Pedro Infante,
Jorge Negrete, Los Panchos y un par que hasta que le anduve buscando
con qué llenarle un CD para sus 82 años jamás había escuchado
mencionar...pero un Sr de 60 y tantos de aquí de la oficina me
contribuyó con su discoteca.
En mi casa de infancia por consenso se escuchaba en los 80's a los
Guaraguau y conexos. Por el lado de mi mami le teníamos, hasta donde
me alcanza la memoria: Sandro, Raphael, José José, Camilo Sesto,
Joan Manuel Serrat, Mocedades (posteriormente El Consorcio), Sergio
y Estíbaliz, ABBA, José Luis Perales, Julio Iglesias, La
Pequeña Compañía, Fernando Ubiergo, Vicente Fernández, Marco
Antonio Solís, Armando Manzanero, Ricardo Montaner, Maria Conchita
Alonso, Paloma San Basilio, Rocío Durcal, Ana Gabriel, Juan Gabriel,
Lucia Méndez, Daniela Romo, Álvaro Torres, Dulce, Yuri, Marisela,
Basilio y los juveniles Alejandro Fernández, Arjona y Benjamín.
Para mi sorpresa en el 98 que vino Sabina resultó que le gustaba
tanto como a mí y nunca nos habíamos dado cuenta. Como podrán ver,
Español puro, a excepción de los Bee Gees y Rod Stewart que eran de
consenso también.
Mi papi era otro mundo. América, Los Beatles, Santana, Buena
Vista Social Club, Electric Light Orchestra, Billy Joel, Richard
Clayderman. A propósito del pianista tengo que decir que teníamos
un disco rojo, LP, precioso, que escuchaba una y otra y otra vez,
hasta guapo veía al tipo a mis 8 años. Luego tuvo su “lado
oscuro” de salsa: Gilberto Santarosa, Luis Enrique, aquellos que
cantan “Hagamos, lo que diga el corazón” y eso. Su favorita un
tiempo fue La India. También cultivamos lo nacional: Simiente,
Nautec, Luis López, Los Brincos, Los Galos, los, los, los.
¿Cómo vivimos juntos? A pura democracia y tolerancia. Porque, a
cierta edad, ya se habían sumado a la lista de mi parte: Timbiriche,
Menudo, Magneto, Los Chamos, Los Chicos, Flans, Fresas, New Kids On
The Block, y por mi hermano, que era más chiquito, Enrique y Ana,
Topogigio y los Pitufos. Y todo sonaba, en 35 m2 sin herir a nadie,
tomando turnos, un cassette o LP cada uno por vez. Sea que en mi casa
se oía música de sol a sol (sí, también sonón Salserín, con
mucho swing).
¿Otras influencias? Aprender teclado y un libro de partituras con
cosas tan lindas como “Aquellos ojos verdes”, “El mar” y
“Perfidia”, con la letra en inglés, asumo yo que la original. Mi
hermano tocando trompeta y yo de cachiporrista, amando cada melodía
de la banda musical del Instituto. Y es que eso es lo lindo de la
música. Inolvidables ensayos para cada desfile, la banda musical más
poderosa de Santa Ana, porque aunque fueran dos, al momento del
desfile se unían en una (3er ciclo y bachillerato). En
trompeta y saxo, sonaba tan lindas Perfidia, Soleado y la Quinta de
Beethoven (sí, ve, Beethoven) como Triángulo y Mentiras de Marito
Rivera. Y también tocaban Sopa de Caracol, para todos los gustos.
Y fui a clases de Francés, becada por supuesto, cómo iban mis
papás a poder pagar eso. Y nos presentaron un cassette llamado L'Air
du temps con música de Jeanne Mas y Diane Tell entre otros. Una
belleza.
La vida y los cassetes transcurrieron y llegaron ya en solitario
los Enanitos Verdes, mi época oscura de Maná, Fito Páez, Andrés
Calamaro, Soda Stereo. Y de pronto me encontré en una calle de
Bolivia buscando el Física y Química de Sabina y Páez, porque yo
asumía que si era Sudamérica tenía que haber =). Y ahí, me
presentaron a Amaru y fui a un concierto de música Andina, una gran
cosa, aunque no como para hacerme fan. Y sí, yo “consumí” con
cassette original y todo, a la Shakira de “Pies descalzos” y al
Arjona de “¿Por qué es tan cruel el amor?”.
¿A quién más tengo en mi biblioteca musical? Laura Pausini,
Luis Miguel (algunas selecciones, no todas), Ricky Martin, Chayanne,
Emanuel, Franco de Vita, Spice Girls, Britney Spears, Rucks Parker
(levántese de la silla, no se haga, más de alguna cantó),
Alejandro Sanz, Jeans, Fandango, Mercurio, OV7, Kabá, Matrícula 2,
Miguel Bosé, Toto, Mijares, Carlos Ponce (sí, si cantaba), Kerigma,
Alejandro Lerner, Ignacio Copani, Luis Eduardo Auté...¿les conté
que en Nicaragua pude cenar en el restaurante “La
Casa de los Mejía Godoy” donde
Luis
Mejía Godoy y su hermano Carlos cantaron con su grupo?
I-nol-vi-da-ble.
Ah
si, sigamos: Flavio Cécar, Juanes, Calle 13, Café Tacuba, Caifanes
(Allá
por “Afuera” y esa época),
Miguel Mateos, Miley Cyrus (solo dos canciones, en mi defensa),
PRESUNTOS
IMPLICADOS (sí, así, con mayúsculas el álbum Ser de agua),
Roxette, Benny Ibarra, Thalía (un par), Paulina Rubio (otro par),
Los Tigres del Norte (un trío?), Kany García, Heart, Patricia
Sosa, La Quinta Estación, Ana Bárbara, Aleste, Prueba de Sonido,
los Redd, Les Luthiers, La Unión, Leonel García (Sin Bandera suena
más), Madonna, Paula Abdul, Selena, U2, Bronco (chis, ve, “Libros
tontos” rules), me gusta una de Pepe Aguilar, Michael Jackson,
Fui
mamá y tuvimos que agregar al repertorio a: Demy Lovato, Rock Bones,
Barney (Te quiero yo y tú a mí, en serio te lo juro), Avici, Daft
Punk, One Direction, Jonas Brothers, conexos y similares.
¿El
punto? No hay música mala, como no hay gente fea. Solo estados de
ánimo que buscarán lo que mejor les llene en ese momento. No me gusta el metal y menos el pesado, pero simplemente no lo oigo, no voy a andar por el mundo diciendo que los que lo escuchan están "poseídos" o algo así, como bien podría decir gente menos tolerante musical e ideológicamente hablando.
No hay
recetas para el alma.
Oir lo que querrás, siempre que no obligués a los demás a que lo escuchen también si no quieren.
Gracias
por aguantar este desahogo en clave de sol.