jueves, 1 de abril de 2010

Miedo al Viernes Santo

Fue un Viernes Santo, hace 4 años, cuando pasé el mayor susto de mi vida. Venía del cine con el peque- entonces de 3 años - de ver la Era del Hielo no me acuerdo si la 2 ó la 3.
Nos subimos a la 44 en la Nacional, dejé pasar un bus porque me daban mala espina los buses y nos fuimos en coaster. En la parada habían varias personas. Ellos se subieron detrás de mí. Un hombre y una mujer jóvenes, ella con plante de marosa, él con una pistola en la mano.
Ni bien me había sentado, el peque aun estaba en el pasillo, parado. El tipo sacó la pistola y apuntó justo al niño...sentí mi vida desvanecerse en un segundo, por mi mente no pasaba solución alguna. Con todo el nervio del mundo y al ver que la chera "bolsiaba" a todos de atrás para adelante, me quité el reloj - lo único de valor que andaba encima - y se lo dí al fulano, pero no lo quiso. Me miraba con cara de susto igual a la mía, le temblaba la mano con la pistola apuntando al niño y a mí me temblaba la vida.
Se bajaron a la siguiente parada, a mí no me registraron ni me robaron nada, pero el susto fue como si me hubieran quitado años de mi vida. Ver en peligro inminente a quien más quiero en el mundo fue aterrador. A los 2 meses compré carro. El peque jamás se volvió a subir a un bus.
Hoy, volvía del hospital a las 10 de la noche y bajaba todos los santos en cada semáforo en rojo que encontraba. Habían 8 semáforos para llegar al hospital y 12 de vuelta. Sola en un jueves santo con las calles vacías, me hizo recordar el miedo de aquél viernes.
Yo sé que te sentís desvalido sin nadie que se quede con vos...pero si yo pude pasarme 4 días y 3 noches totalmente sola y deshidratada en un hospital de un país extraño, sin una tan sola visita, prendida a 8 litros de suero y temiendo al tal fantasma de la enfermera que decían que se aparecía de noche, vos podés hacerle frente a una noche hospitalaria sin compañía.
Si usted pensaba que las cosas no podían ir peor desde el último relato...se equivocó. Mi suegra se enfermó anoche y acabó hospitalizada - en otro hospital - con suero y toda la onda esta mañana. Ya salió, pero es una mano menos que ayude con el otro enfermo y con la "cuidada" del niño, razón por la cual el pobrecito se tuvo que pasar toda la santa tarde y parte de la noche de hoy encerrado viendo los padrinos mágicos sin volumen en una habitación de hospital con el aire acondicionado al mínimo y un calor de locos.
Si usted es de los que reza, hágalo por nosotros...yo ya no aguanto otro enfermo en esta semana.

2 comentarios:

Esebloguero dijo...

Qué horrendo eso que viviste. No tengo hijos ni soy tan apegado a mis sobrinos o primitos pero por la forma que lo contás de veras que se imagina el susto. Gracias a Dios no pasó a más, pero el susto queda. Ojalá ya esta semana comiencen a mejorar las cosas, estamos pendientes.
Saludos!

Clau dijo...

Gero: sí, no se siente la verdadera magnitud de un evento así hasta que lo vivís "en vivo".
De a poquito, todo ha ido volviendo a la normalidad.

PD: lástima que la delincuencia sea también parte de la "normalidad" por aquí