Primero que todo, le
pregunto ¿cenó anoche? ¿desayunó hoy? ¿anda puesta ropa que es
suya? Ok, siga leyendo.
Desde que se
pusieron en marcha los programas del vaso de leche, paquete escolar,
uniformes y zapatos han generado camionadas de críticas de parte de
los que creen que son por gusto.
En general, la mayor
parte de críticas vienen de gente que lo dice desde su computadora,
smartphone, escritorio o al menos desde su casa con la refri y el
closet llenos.
Tengo anécdotas de
maestros del sector público quienes mencionan que algunos de sus
alumnos esperan con impaciencia y alegría la hora el refrigerio,
porque es muchas veces la única comida que hacen en el dia.
Y es que la cosa no
funciona como se ve en la simple propaganda o por el contrario en la
simple crítica de los detractores. Lo que dan no es un vaso de leche
tal cual, el programa es el que se conoce así. Lo que el Gobierno
entrega a las escuelas es productos de la canasta básica: leche en
polvo, arroz, frijoles, aceite y no sé si algo más. De ahí cada
Centro Escolar ve cómo se las arregla.
En las áreas
rurales las escuelas generalmente tienen un área de cocina-bodega,
ya sea que se las haya construido el MINED o la propia comunidad con
los materiales que puedan aportar. Entonces los padres de familia se
turnan y cocinan ahi mismo y reparten la comida.
En la zona urbana
hasta donde yo sé generalmente no hay cocina. Entonces los maestros
se organizan con los padres de familia, les entregan la cantidad de
producto asignada para ese día, por ejemplo el arroz que toca para
los 30 alumnos de la clase, y el padre de familia a cambio lleva algo
de comer (panes con frijoles, pupusas, arroz en leche, plátanos,
etc) para todos los alumnos de la clase. Algo así como un trueque.
¿Le parece? Es casi un desayuno completo a nivel de niño (no, no su
desayuno súper campero de 2
huevos-frijoles-plátano-queso-crema-longaniza-salsa de tomate-jugo –
café- pan).
Ah sí, la leche. Los maestros preparaban antes la leche
en polvo hasta que puesí, cayeron en la cuenta que no en todos lados
hay agua. Entonces ahora es leche fluida, en envase tetrapac, que no
necesita refrigeración.
Uniformes. Hay gente
que odia los uniformes, no le gustan, no los quiere usar. Pero el
uniforme hace algo que su nombre dice: volvernos uniformes. ¿Se
imagina si cada niño tuviera que ir con su propia ropa a la escuela?
Tendríamos más marcadas aun las diferencias: el que los parientes
le mandan de USA prendas compradas de segunda, pero que aquí son
novedad, y el que ha tenido que repasar la ropa que le han regalado a
su mamá que lava ajeno o ha tenido que zurcir y re zurcir la de sus
hermanos mayores. Uniformes. Todos iguales, todos nuevos a principio
de año. Sin diferencias. Bello.
Zapatos. ¿Cuántos
pares de zapatos tiene ud? ¿Sí sabe que hay personas en su país,
en su ciudad, que no tienen ninguno, verdad? Porque el calzado es lo
más caro del atuendo. Recuerdo que alguien dijo que se podía
conocer la pobreza de alguien por los zapatos, ya que la ropa podía
ser prestada o regalada y la gente se rebusca para conseguirla porque
no puede andar por los lugares públicos sin pantalón o sin vestido,
pero sí descalzo. Vaya a un área rural y véalo ud mismo. Entonces,
otra vez: algunos pueda que les alcance para los Golden Tag de ADOC,
otros quizá de Payless, algunos les comprarán del mercado...otros
no tendrán para zapatos. El dotar de los zapatos, todos iguales,
elimina esas diferencias. Eso, y que para algunos niños, créalo o
no, ese se convertirá en su único par de zapatos, el que podrá
usar también para ir a misa el domingo.
Los útiles. Una de
las principales razones – o excusas si quiere – de los padres
para no enviar a sus hijos y principalmente a las hijas a la escuela
es que no tienen dinero para comprar los útiles y no se les podía
exigir inscribirlos porque puesí, después no iban a poder seguir el
ritmo del resto sin cuadernos. Eso lo evidencié un dia de estos,
cuando el señor que vende minutas vio a mi chiquita y me preguntó
si iba al kinder. Y me contó que la suya tenía la misma edad y que
él no la había querido poner, pero que la maestra de la escuela
recorrió la comunidad buscando niños en edad pre-escolar que no
estuvieran yendo y casi que lo obligó a que la mandara a la escuela.
El señor hizo una sonrisa algo pícara cuando le dije: y como ahora
ya no está la excusa de que no tiene para los útiles, ¿verdad?.
-No, ya no- me djio.
Resumiendo, la
próxima vez que se quiera llenar la boca como el candidato aquel dos
veces perdedor que primero dijo que el vaso de leche y los paquetes
escolares eran un gasto y luego como vio que vendía lo quiso retomar
“reloaded”, y tenga la tentación de decir que eso no ayuda en
nada a la educación, piense que para poder educar a los niños
primero tiene que llevarlos hasta la escuela, cosa difícil de lograr
en este país aunque ud no lo crea, y que eliminar las excusas de los
padres o las razones económicas para no llevarlos es el primer paso.
Ya ahí adentro, al menos tienen que desayunar porque niño que no
come no rinde, por más que le quiera enseñar.
Y claro, el otro
paso es mejorar la calidad de la infraestructura, de la enseñanza y
poner todos los plus que quiera, que fácilmente puede ver en
cualquier colegio de respeto: deportes, canchas, inglés,
computación, laboratorios, biblioteca, internet, artes, danza,
religión y un montón de etcéteras.
Si se pregunta de
dónde amanecí en modo escolar...Anoche mientras ponía gasolina,
sin un cinco en la bolsa como ando generalmente, se me acercó un
señor con dos niños de unos 10 años, con uniforme de escuela
pública, impecable lavadito y planchado a pesar que era de noche ya
y me pidió dinero para comer porque dijo no tener trabajo estable.
No le pude dar, solamente ver como se alejaban y pensar que, al
menos, hoy iban a desayunar en la escuela.
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