Las mujeres expresan
más fácilmente sentimientos, aprecio, solidaridad, compasión y empatía; se
sienten identificadas con la letra de las canciones, hablan de cómo admiran a
la intérprete de la canción, retoman partes de la letra y las comentan, alientan
a salir adelante a otras mujeres que han pasado por alguna infidelidad. Las
mujeres comentan de la misma forma, ya sea que la canción sea interpretada por
un hombre o una mujer, aunque la muestra arrojó que las mujeres seleccionaron
en su mayoría canciones interpretadas por mujeres. En sus comentarios, las
mujeres muchas veces reconocen los errores que cometieron en la relación y son
autocríticas.
Los hombres expresan
rencor, revancha, soledad, asociación con la bebida y con padres ausentes. Se
evidencia una clara diferencia de comentarios cuando la intérprete es mujer y
cuando es hombre. La mayoría de comentarios de hombres se centran en la belleza
de la cantante, en cómo quisieran volviera a algún estilo de cabello, ropa o de
cuerpo que tenían hace muchos años, comentarios que reflejan el machismo
arraigado. Muy pocos hombres comentan que se sienten identificados con
canciones cantadas por mujeres, sin embargo, sí lo hacen en canciones interpretadas
por hombres, expresan cómo se sienten identificados con la letra o el
sentimiento de la canción. Muchos expresan cuánto admiran al cantante y cómo de
cómo “perdieron” a alguien, que ese alguien regrese, sin buscar qué hicieron
mal ellos mismos.
Las batallas campales
entre géneros se dan cuando se toca el tema del feminismo. Queda claro que los
patrones del machismo se evidencian en las interacciones de la comunidad
virtual. Las masculinidades también están presentes en las letras de las
canciones. Las letras construyen un discurso y, tal como lo acotan Rincón &
Forero (2008), la música activa memorias sensibles y canaliza múltiples afectos
y estados de ánimo, entre los que se incluyen el amor, la infidelidad y el
despecho. En la muestra estudiada se observa una diferencia en el tratamiento
del tema de la infidelidad dependiendo si las letras han sido escritas por
hombres o por mujeres.
Del total de letras
observadas, el 70% fueron escritas por hombres, el 23% por una combinación de
hombre y mujer y solo el 7% por una mujer en solitario. Las mujeres no
participaron en la composición de temas interpretados por hombres, sin embargo,
los hombres compusieron todas las canciones interpretadas por hombres y la
mayoría de las interpretadas por mujeres, ya sea solos o en dueto con la
intérprete de la canción. Incluso artistas que son reconocidas por ser
compositoras, como Mon Laferte, Shakira o Ximena Sariñana, comparten los
créditos de sus letras con un hombre.
La revisión de las
letras mostró que en las canciones escritas por hombres el discurso está
dominado por el machismo e incluso por la violencia. Ya sea en tono romántico o
de despecho, la narrativa pone sobre la mujer la culpabilidad por los
sentimientos que el hombre experimenta. En el tema “La ingrata” de Café Tacvba,
la letra enfatiza en el sufrimiento del hombre, menosprecia los sentimientos de
la mujer y hace alusiones que hoy son interpretadas como misóginas e incluso
feminicidas: “Tú desprecias mis palabras
y mis besos / pues si quiero hacerte daño / solo falta que yo quiera lastimarte
y humillarte”
El estudio elaborado
por Poncela (2005) revela que en las canciones románticas o de desamor existen
“mensajes de hombres”. El sufrimiento, la añoranza y el dolor son recurrentes
en las letras, el hombre amante sufre lejos de la mujer amada. Ella es objeto
pasivo del afecto activo de él. El llanto y la desesperación del hombre ante la
infamia de una mujer, que va de una gama entre la no correspondencia o simple
desprecio hasta la infidelidad, traición y abandono, es constante en este tipo
de melodía (Poncela, 2005).
Esta situación se
encontró en “Botella tras botella”, de Gera MX y Christian Nodal, en la que el
sufrimiento causado por la ausencia de la amada se mitiga con alcohol: “Botella tras botella ando tomando pa'
olvidarme de ella / de ella, de ella nomás hablo en todas mis pedas / a mis
compas bien hartos traigo ya / me dicen: "Güey, ya la tienes que
superar" / Pero yo no puedo / Pa' ser sinceros, yo ni quiero / mejor su
recuerdo me lo bebo / los tragos me saben mejor así”
En el discurso de estas
canciones el hombre busca provocar sentimientos de gran pena y de profunda culpa
en la mujer. Se presenta a un hombre traicionado, herido por el desamor o la
infidelidad femenina. El hombre es bueno y sentimental, la mujer es malvada. Por
las músicas desfilan sensibilidades difusas, ambiguas, flexibles que son libres
en cuanto son capaces de expresar todo lo indecible y porque tienen que ver con
el goce, la expresión, los amigos, el ocio, la libertad y el estar bien (Rincón
& Forero, 2008).
La letra de “Un Peso”
de J Balvin y Bad Bunny pone la culpa sobre la mujer, presenta a un hombre
benevolente que perdona y, herido, desprecia: “¿Pa' qué me vas a amar si ya te
dije adiós? / Si ya me despedí de ti, no quiero saber más de tus besos / ¿Pa'
qué me vas a amar? Ya te di tu perdón / El rencor nunca ha estado en mí / Ahora
lo que hagas me vale un peso / ¿Pa' que me vas a amar?”.
En el análisis de
Rincón & Forero (2008) la música es un elemento para celebrar la vida,
genera rituales, seducciones y deseos con visión de colectivo. En el análisis
de las letras se encontró que los hombres, por lo general, no componen solos.
La mayor parte de las letras están compuestas por dos, tres, cinco, seis y
hasta quince hombres para una sola canción. Parte de la cultura del macho se
fundamenta en la fuerza, que se ejerce mejor en colectivo, así, el hombre
ofendido busca pelea apoyado por su grupo de amigos.
Manuel Eduardo Toscano
y Federico Méndez componen en solitario, pero representan en sus letras
aspectos colectivos de la cultura machista. Méndez compuso “Por tu maldito
amor” del género ranchero: “Con saña me lograste enloquecer / y yo caí en tu
trampa ilusionado / de pronto todo aquello se acabó / faltaste a la promesa de
adorarnos”. Nuevamente, la mujer es la que comete el error, el hombre resulta
víctima. Toscano tiene en su haber una de las composiciones más polémicas de la
lista analizada: “Rata de dos patas” interpretada por Paquita la del barrio. En
los comentarios de Youtube de esta canción, los hombres que comentan acusan a
las mujeres de odiar a los hombres y las ponen al mismo nivel del machismo.
Barrera Bassols &
Contreras Medina (2018) realizaron un estudio en el que analizan las reivindicaciones
femeninas, la dominación masculina y la violencia simbólica en las canciones de
Paquita la del Barrio. En su opinión, “Rata de dos patas” contiene un discurso
de odio, en una actitud que llega a ser calificada de misandria, que se expresa
en insultos directos al varón. Las autoras señalan las airadas reacciones que
tuvo la canción por parte del público masculino, quienes la califican de
utilizar un discurso “misándrico”, definido como expresión de un sentimiento de
aversión o menosprecio a los hombres. El hecho curioso en esta situación es que
la letra corresponde a un hombre: Manuel Eduardo Toscano.
La industria musical
está dominada por hombres y esto tiene un efecto que los consumidores no notan a
simple vista cuando la intérprete es una mujer, pues la letra escrita por un
hombre no es la visión femenina, sino la interpretación masculina de cómo la
mujer “debería” reaccionar ante la infidelidad, o ¿por qué no? la forma en que
él mismo como hombre reaccionaría. Un ejemplo de esta posición se encuentra en
“Mío” interpretada por Paulina Rubio, pero compuesta por José Ramón Florez y César
Valle. La narrativa de la canción incluye la alusión a la pertenencia de la
persona, a los celos, características propias del hombre machista: “No como, no
duermo, no vivo pensando en su amor / siempre creí que los celos eran un cuento
/ y son el infierno que arde sin control”
Las canciones escritas
por mujeres en solitario o con participación de mujeres en la composición de la
letra presentan un estilo diferente. El discurso no pone la culpa en la otra
persona de la relación, sino que se centra en los sentimientos que la mujer experimenta.
Un ejemplo es la canción “La de la mala suerte” de Jesse & Joy: “Quiero ya
no amarte y enterrar este dolor / Quiero que mi corazón te olvide / Quiero ser
como tú, quiero ser yo la fuerte / Solo te he pedido a cambio tu sinceridad / Quiero
que el amor al fin conteste / ¿Por qué siempre soy yo la de la mala suerte?”
El mensaje es que el
hombre es un bonachón, enamoradizo y sentimental que anhela, admira y adora a
la mujer, que a su vez es mala, lo desdeña, menosprecia y traiciona,
coincidiendo con lo expresado por Zapata (2001) cuando dice que en la
construcción de masculinidades a las mujeres se les niega identidad propia y se
les utiliza para reflejar la identidad masculina, para diferenciar y vincular
los diferentes grupos de hombres, asegurando así la estructura patrilineal, y
por fin para introducir el intercambio simbólico entre hombres.
Referencias
Barrera Bassols, D., & Contreras Medina, S. G.
(2018). Reivindicaciones femeninas, dominación masculina y
violencia simbólica en las canciones de Paquita la del Barrio. La ventana.
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