Este hecho no hubiera sido en absoluto relevante, de no ser por la forma en que el producto fue entregado a los médicos por la casa Novartis.
El frasquito estaba dentro de esta alegre bolsita, producto de la mente de un ingenioso diseñador gráfico (espero, por el bien del gremio).
Adentro también traía un librito para colorear y una cajita de crayolas.
Interesante forma de promocionar el medicamento, especialmente que se trata de niños y así recordarán la medicina como “la del tigrito” y como sabe a cereza no le crean fobia.
Como mamá me pareció genial, pues siempre que vamos a la pediatra y el nene requiere medicamentos en dosis pequeñas, para cuidar nuestra economía ella nos da muestras médicas para no comprar el frasco completo y que se desperdicie...pero nunca llevo bolsa!!! así que me toca rellenar abrir campo en mi cartera para los frasquitos. Esta vez, salimos alegres los dos (peque y mami) con la bolsita del tigrito.
Bien por el de la idea!!!...lástima que para variar, el nombre del diseñador no figura en ninguna parte en la bolsita. Supongo que después de todo, no debe ser tan aburrido para un diseñador trabajar para una casa farmacéutica.
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