Soñé raro y mezclado, pero eso no es extraño, más bien es frecuente. Mi mente hace un mega mix de los sucesos diarios y me los presenta en películas inverosímiles – a veces en blanco y negro – que hacen que me levante con la sensación de que algo raro ha sucedido.
Ahí estaba yo, en un sitio lo alto de una montaña, con 3 de mis compañeras de trabajo – 2 de las cuales ya no trabajan aquí – y un señor con un aire de semejanza a Cuasimodo, sin la joroba. Me acerco al señor, quiero que me devuelva mi DUI. No me lo quiere dar, pero al final logro convencerlo. Me dirijo a la puerta y le digo a la Cushi - una de mis compañeras – que en cuanto recupere su DUI, se escape, que la estaré esperando en La Gran Vía para llegar a un sitio seguro. Me doy la vuelta, ella se acerca al hombre y no le da el DUI. Lejos de eso, la “hipnotiza” y cuando miro de reojo, ella está dormida, envuelta en una sábana, y mi otra compañera al lado de ella en iguales circunstancias. Salgo del lugar, llego a una calle que va en bajada, de concreto, y busco por todos lados un libro grande, primera edición, que bien puede ser Vivir para Contarla o Retrato en Sepia, se parece a los dos. No lo encuentro.
Me voy sin el libro, con la sensación de que algo me falta, pero debo irme o me atraparán de nuevo.
Paso por el centro, supuestamente de Santa Ana, pero no es ahí. Se parece a un centro de San Salvador ahí a un costado de la Biblioteca Nacional, como yendo para San Marcos, la ruta de la 10 y la 1. Pero tampoco es ahí. Lo que sé es que esa calle inexistente ha sido locación en sueños anteriores.
Llego a un lugar, donde el peque está atrapado. Lo encuentro y le digo que se vaya conmigo, pero no quiere, está jugando feliz. Al final, logro convencerlo de que nos vayamos. Llegamos a la salida y hay un portón cerrado con candado, que estaba abierto cuando llegué. Se me ocurre pasar por abajo. Yo paso, pero el peque se queda del otro lado. Un niño lo llama desde adentro y se regresa. Me descubren. Salgo corriendo y me quedo en la esquina, mirando hacia adentro, pensando cómo rescatarlo. Despierto. Angustia.
Interpretación: fácil, no necesito a un “lector” de sueños para éste.
El tipo Cuasimodo es un señor, dependiente de una zapatería donde entré ayer, sólo a ver y no compré nada – es que liquidación a $60 no es liquidación – y con cara de desconsuelo me dijo “hubiera aprovechado las ofertas de hoy”.
El DUI es porque en esta semana fui al banco y luego a otro sitio. Cuando llegué al otro sitio me pidieron el DUI y, sorpresa, no estaba en la billetera. “Lo dejé en el banco” pensé. No comí a gusto pensando en el tal DUI y el lío que sería recuperarlo. Al regresar estaba en el carro.
La Cushi se va para Canadá en 2 meses, no la vere en años.
El libro es porque ayer a mediodia salí a comer tarde, después de una larga reunión. Me quería despejar la mente y a la mitad del camino me di cuenta que no llevaba nada para leer. Sentí un vacío existencial que rellené con palitroques :S
Santa Ana? Mi papá está enfermo, y no puedo ir a verlo tan frecuente como quisiera.
Lo del peque. Tengo una reunión de trabajo que usualmente era un dia de 4:30 a 7:30 pm. El cliente tuvo a bien pedirla para un dia distinto, de 6:00 pm en adelante, pronostico que hasta las 9:00. No tengo quien lo cuide en ese lapso. Me debato entre decirle a mi jefe que no puedo ir a la reunión – y coño, es parte de mis responsabilidades laborales, es mi proyecto – o...o la verdad no sé. Le he dado miles de vueltas y no encuentro solución.
Se hacen psicoanálisis hollywoodenses a domicilio.
Ahí estaba yo, en un sitio lo alto de una montaña, con 3 de mis compañeras de trabajo – 2 de las cuales ya no trabajan aquí – y un señor con un aire de semejanza a Cuasimodo, sin la joroba. Me acerco al señor, quiero que me devuelva mi DUI. No me lo quiere dar, pero al final logro convencerlo. Me dirijo a la puerta y le digo a la Cushi - una de mis compañeras – que en cuanto recupere su DUI, se escape, que la estaré esperando en La Gran Vía para llegar a un sitio seguro. Me doy la vuelta, ella se acerca al hombre y no le da el DUI. Lejos de eso, la “hipnotiza” y cuando miro de reojo, ella está dormida, envuelta en una sábana, y mi otra compañera al lado de ella en iguales circunstancias. Salgo del lugar, llego a una calle que va en bajada, de concreto, y busco por todos lados un libro grande, primera edición, que bien puede ser Vivir para Contarla o Retrato en Sepia, se parece a los dos. No lo encuentro.
Me voy sin el libro, con la sensación de que algo me falta, pero debo irme o me atraparán de nuevo.
Paso por el centro, supuestamente de Santa Ana, pero no es ahí. Se parece a un centro de San Salvador ahí a un costado de la Biblioteca Nacional, como yendo para San Marcos, la ruta de la 10 y la 1. Pero tampoco es ahí. Lo que sé es que esa calle inexistente ha sido locación en sueños anteriores.
Llego a un lugar, donde el peque está atrapado. Lo encuentro y le digo que se vaya conmigo, pero no quiere, está jugando feliz. Al final, logro convencerlo de que nos vayamos. Llegamos a la salida y hay un portón cerrado con candado, que estaba abierto cuando llegué. Se me ocurre pasar por abajo. Yo paso, pero el peque se queda del otro lado. Un niño lo llama desde adentro y se regresa. Me descubren. Salgo corriendo y me quedo en la esquina, mirando hacia adentro, pensando cómo rescatarlo. Despierto. Angustia.
Interpretación: fácil, no necesito a un “lector” de sueños para éste.
El tipo Cuasimodo es un señor, dependiente de una zapatería donde entré ayer, sólo a ver y no compré nada – es que liquidación a $60 no es liquidación – y con cara de desconsuelo me dijo “hubiera aprovechado las ofertas de hoy”.
El DUI es porque en esta semana fui al banco y luego a otro sitio. Cuando llegué al otro sitio me pidieron el DUI y, sorpresa, no estaba en la billetera. “Lo dejé en el banco” pensé. No comí a gusto pensando en el tal DUI y el lío que sería recuperarlo. Al regresar estaba en el carro.
La Cushi se va para Canadá en 2 meses, no la vere en años.
El libro es porque ayer a mediodia salí a comer tarde, después de una larga reunión. Me quería despejar la mente y a la mitad del camino me di cuenta que no llevaba nada para leer. Sentí un vacío existencial que rellené con palitroques :S
Santa Ana? Mi papá está enfermo, y no puedo ir a verlo tan frecuente como quisiera.
Lo del peque. Tengo una reunión de trabajo que usualmente era un dia de 4:30 a 7:30 pm. El cliente tuvo a bien pedirla para un dia distinto, de 6:00 pm en adelante, pronostico que hasta las 9:00. No tengo quien lo cuide en ese lapso. Me debato entre decirle a mi jefe que no puedo ir a la reunión – y coño, es parte de mis responsabilidades laborales, es mi proyecto – o...o la verdad no sé. Le he dado miles de vueltas y no encuentro solución.
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