Ya casi se acaba y ha pasado desapercibido.
Que alguien me explique por qué de marzo a septiembre la vida parece eterna, con los calores, las lluvias, los zancudos...y de octubre a febrero se va en un pestañeo, siendo la época más linda del año, de cielos azules, vientos, festividades.
Antes, allá, bien antes, cuando el cambio climático no nos había robado alegrías, octubre era un derroche de cielos despejados, vientos ricos, frío, hojas en el piso, vacaciones escolares, piscuchas...una gran felicidad como dice alguien que lee por aquí.
Ahora, tenemos lluvia, amenaza de huracanes, lodo, y claro, la vida nos cambió y estamos encerrados en una oficina de sol a sol -en mi caso literalmente porque cuando salgo ya está oscuro - y nos perdemos tantos atardeceres dorados, tantas brisas, tantas piscuchas.
Si usted es niño o adolescente, por lo que más quiera no desee crecer de golpe, disfrute cada día de su libertad, ya tendrá el resto de la vida para ser preso de las responsabilidades.
Y si es adulto...deténgase un minuto y tómese el tiempo de apreciar estas cosas que, como lo mejor de la vida, son gratis =)
2 comentarios:
Verdad...Pero no está de más darle gracias a Dios por cada nuevo día de octubre ¿No te parece?
Sí, cada día es un regalo, nunca sabemos cuándo puede ser el último
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