martes, 31 de mayo de 2016

Día mundial sin tabaco

Hoy es el Díamundial sin tabaco y Google no hizo un doodle de eso ¿por qué será?

Hace años, el siglo pasado podemos decir ya, las tabacaleras y la gente en general se negaban a aceptar que fumar produce cáncer. 
Ya no hay un “podría ser que”, no, es un hecho comprobado, una correlación directa entre toda la nicotina y el humo que la gente mete a su cuerpo y el cáncer de pulmón, garganta, legua y demás relacionados.

Y qué galán fuera que solo se afectaran los que fuman. 
Pero no. También los que jamás en la vida hemos tocado un cigarro salimos afectados por el humo de los fumadores.

Las alergias respiratorias son terribles, uno no vive sano ni un mes y se enferma otra vez, especialmente en este ambiente cada vez más contaminado. 

Yo, personalmente, sin mentirles, puedo sentir el humo del cigarro aun en un espacio abierto lleno de gente y estando lejos del fumador. Es tan simple como que cuando el humo llega a mí, empiezo a toser. Eso lo comprobé un dia en un concierto al aire libre. Iba caminando entre el gentío y de pronto me picó la nariz y me dio tos, sentí el olor al tabaco y vi a mi alrededor, ¿cómo era posible que alguien estuviera fumando entre tanta gente? Y de pronto lo ví, allá, en una esquina, escondido tras una columna del edificio, estaba el tipo con el cigarro.

Es indignante la falta de respeto, especialmente aquí y ahora que hay una Ley para el control del tabaco que prohíbe fumar en espacios públicos.

Un día fui a tomar un café a un establecimiento que tiene mesas al aire libre, pero bastante juntas. Habían varios rótulos con la prohibición de fumar, sin embargo inmediatamente me senté y abrí mi libro sentí el humo. Miré a mi alrededor y eran dos mujeres, tres mesas a mi izquierda, las que estaban fumando. El viendo llevaba el humo hacia mí y aunque me moví de lugar, no me quedó más que tomarme rápido el café que ya había pedido e irme, era insoportable. Las empleadas no se atrevieron a decirle a las personas que apagaran el cigarro, aun con el rótulo de prohibición en sus narices. Fail.

Otro dia, entramos en una farmacia...farmacia, dije!!!, y como estaba dentro de un centro comercial piqui, de “gente bien”, ajá, sí, ese que mencionan en el Retrato de Desigualdad de El Faro, resulta que estaba el grupo de jóvenes haciendo humo dentro de la farmacia con uno de esos “cigarros electrónicos”. Humo es humo, no me jodan. 
Al entrar, con mis dos niños y nuestras alergias, les hice la peor mirada que pude y dije en voz alta: ¿pero qué no saben que es prohibido fumar en espacios públicos?. Los fulanos solo se rieron. Entonces “él”, más alto y más fuerte que yo y que los fulanitos, le dijo al que tenía el aparato: “por respeto a la niña, apaguen eso o sálganse de aquí”. “Si no tiene nicotina” dijo el que lo tenía, entre risas. - Es que no es solo eso, también el humo afecta, ignorante – le dije yo.
Quizá le vieron en la mirada a “él” la firme intención de agarrarlos de la camisa y ponerlos al otro lado de la puerta, así que se salieron entre quejas. Cuando ya estaban afuera, otro joven de, no sé, unos ventitantos, que estaba también comprando en la farmacia nos dio las gracias por haber sacado a los fulanos. A él también le molestaba, pero no se atrevió a decirles nada. Los dependientes qué.

Digo, ¿a ud le molestaría que yo pasara enfrente y así sin conocerlo ni decirle nada agarrara un cuchillo y le hiciera una herida en el brazo y le dijera, nah, es solo sangre? a pues a mí me molesta que la gente vaya con su humo inflamando las mucosas de mi sistema respiratorio.

Sí, yo sé, que alguien que va a leer esto fuma, me di cuenta hace poco. 
No, no lo voy a dejar de querer, pero debería quererse más a sí mismo y a sus nietos y dejar de hacerlo, en serio. 

Estoy segura que mi bisabuela, mi abuelo y mi padre jamás quisieron hacernos daño intencional, pero los tres fumaban y de ahí ni duda de dónde mis alergias y las mil enfermedades respiratorias y de la piel a lo largo de la vida, que según dicen de chiquita casi casi me muero. 
La bisabuela se murió fumando. De hecho el último cigarro se lo fumó en la cama del hospital, a unas horas de morir. Murió de cáncer en el estómago, en aquellos tiempos en los que la palabra cáncer no era muy conocida, solo nos dijeron que “le estalló la úlcera”. 
El abuelo dejó de fumar diunsolo, al primer infarto. Jamás en la vida volvió a tocar un cigarro, pero el daño estaba hecho y a ese le siguieron otros dos infartos. De milagro sigue ahí, gracias a Dios aun lo tenemos. 
Mi padre dejó de fumar por voluntad propia y de la noche a la mañana un dia, cuando yo tendría unos 11 o 12 años, y anotó en la cajetilla dura de Marlboro esta frase: “tabaco, te cambio por jugos naturales y frutas”. Lo cumplió, pero igual, el daño ya estaba hecho, tanto en nosotros como en él. Le dio un ACV (accidente cerebrovascular) del que nunca se recuperó.


Es impresionante cómo la industria tabacalera se burla de la humanidad y sus debilidades. Obligados, después de juicios millonarios en USA, ahora en lugar del hombre en caballo o la chica en bikini, las cajetillas de cigarro traen imágenes de personas con cáncer en diferentes órganos...y la gente sigue comprando, los jóvenes siguen iniciándose en el vicio...no tenemos remedio….¿o sí?.

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