Nunca he tenido dinero en abundancia ni he llevado vida de estrella de hollywood, tampoco me he codeado con gente de alcurnia ni me he movido en medios sociales de altos kilates, sin embargo, cuando uno tiene pelaje de felino y le gusta el pescado, no puede menos que decir miau -o grrr, según sea el caso -.
Desde chiquitos nos acostumbraron a la buena vida, y no precisamente significó darse grandes lujos ni gastar el dinero que no se tenía, sino más bien disfrutar al máximo con lo que contábamos, ya fuera tiempo, comidas, viajes, libros, ropa o buen trato personal. No me mire con ojo inquisidor, cuando digo “viajes” bien podía ser ir a la finca modelo a volar piscuchas o venir a San Salvador a pasear a Metrocentro y comer sorbete en el Rancho Alegre.
Pero quizá uno tiene ángel para ciertas cosas y la sonrisa en el momento adecuado ayuda mucho.
Hay cierto restaurante de comida rápida del que soy cliente re-frecuente, por la simple y única razón de que la distribución espacial genera un ambiente tal que me puedo sentar a leer mi libro, completamente sola, completamente a gusto y sin mirar de un lado a otro con temor de que se me vaya a acercar alguien a punta de cuchilla o pistola mientras estoy totalmente sumergida en mi lectura.
A golpe de ir varias veces al mes, me acabaron conociendo casi todos los Gerentes y encargados de sucursal, así como la mayoría de los meseros/as y acomodadores. A veces me “saltan” el espacio en la fila y consigo milagrosamente comer y volver en el tiempo justo, aun cuando el lugar esté lleno. No, no lo solicito, es iniciativa propia de ellos, yo simplemente los saludo con una sonrisa. Sinceramente, por eso me gusta ir ahí. Lo acepto, me gusta ser V.I.P.
He visto gente gritarle a los meseros o al acomodador, armar grandes escándalos, aturrarles la cara o maltratarlos porque la mesa no les gusta, porque se equivocaron en la orden o por cualquier detallito. Odio esa prepotencia, del que se siente más por ser el que está pagando y ellos los que le sirven, se les olvida que sin Juan zapatero ellos mismos andarían descalzos...dudo que les sirvieran igual un par de billetes o tarjetas de crédito amarradas en los pies con unas cadenas de oro.
No siempre es favorable la preferencia, a veces me han quedado re-mal, por querer atenderme antes me han llevado la comida super tarde porque se les traspapela la orden o me la llevan equivocada, pero para qué me clavo en lo malo...mejor disfruto lo bueno. Y eso sucedió hoy, llegué, sola con mi libro, estaba lleno, sin embargo la Gerente me sonrió y dijo “bienvenida, ya la vamos a ubicar” y en efecto, me tomaron la orden “desde antes” y como a los diez minutos de haberme sentado llegó la comida.
Resultado? Tiempo suficiente para comer y leer en paz, sin atragantarme como casi siempre sucede. Es decir, hay gente que tiene toda la tarde para comer...algunos sólo 30 minutos.
Alguien que me quiere bien, me pidió que uno de mis propósitos de año nuevo fuera vivir tranquila, sin que me comieran las prisas, sin ser presa del reloj, sin sudar por cada minuto perdido...es super recontra difícil para alguien como yo, pero cuando faltaban como 3 minutos para la hora en la que debía partir de regreso y tenía todavía la mitad de la comida, consideré que podía salir corriendo sin terminar de comer, volar en el carro y correr desde la entrada al marcador...o terminar de comer en paz y que me valieran los 5 minutos de descuento.
Terminé de comer tranquila, me vine a una velocidad normal, llegué caminando al marcador...y aun faltaban 3 minutos para que sonara el timbre de entrada...y no me dolía la pancita por comer a la carrera.
Quizás sí tengás razón, quizás sí pueda, quizás si lo intento de verdad...no lo sé, ya veremos, los cambios cuestan...un día a la vez....tan sólo recordámelo la próxima vez que me coma el stress.
Desde chiquitos nos acostumbraron a la buena vida, y no precisamente significó darse grandes lujos ni gastar el dinero que no se tenía, sino más bien disfrutar al máximo con lo que contábamos, ya fuera tiempo, comidas, viajes, libros, ropa o buen trato personal. No me mire con ojo inquisidor, cuando digo “viajes” bien podía ser ir a la finca modelo a volar piscuchas o venir a San Salvador a pasear a Metrocentro y comer sorbete en el Rancho Alegre.
Pero quizá uno tiene ángel para ciertas cosas y la sonrisa en el momento adecuado ayuda mucho.
Hay cierto restaurante de comida rápida del que soy cliente re-frecuente, por la simple y única razón de que la distribución espacial genera un ambiente tal que me puedo sentar a leer mi libro, completamente sola, completamente a gusto y sin mirar de un lado a otro con temor de que se me vaya a acercar alguien a punta de cuchilla o pistola mientras estoy totalmente sumergida en mi lectura.
A golpe de ir varias veces al mes, me acabaron conociendo casi todos los Gerentes y encargados de sucursal, así como la mayoría de los meseros/as y acomodadores. A veces me “saltan” el espacio en la fila y consigo milagrosamente comer y volver en el tiempo justo, aun cuando el lugar esté lleno. No, no lo solicito, es iniciativa propia de ellos, yo simplemente los saludo con una sonrisa. Sinceramente, por eso me gusta ir ahí. Lo acepto, me gusta ser V.I.P.
He visto gente gritarle a los meseros o al acomodador, armar grandes escándalos, aturrarles la cara o maltratarlos porque la mesa no les gusta, porque se equivocaron en la orden o por cualquier detallito. Odio esa prepotencia, del que se siente más por ser el que está pagando y ellos los que le sirven, se les olvida que sin Juan zapatero ellos mismos andarían descalzos...dudo que les sirvieran igual un par de billetes o tarjetas de crédito amarradas en los pies con unas cadenas de oro.
No siempre es favorable la preferencia, a veces me han quedado re-mal, por querer atenderme antes me han llevado la comida super tarde porque se les traspapela la orden o me la llevan equivocada, pero para qué me clavo en lo malo...mejor disfruto lo bueno. Y eso sucedió hoy, llegué, sola con mi libro, estaba lleno, sin embargo la Gerente me sonrió y dijo “bienvenida, ya la vamos a ubicar” y en efecto, me tomaron la orden “desde antes” y como a los diez minutos de haberme sentado llegó la comida.
Resultado? Tiempo suficiente para comer y leer en paz, sin atragantarme como casi siempre sucede. Es decir, hay gente que tiene toda la tarde para comer...algunos sólo 30 minutos.
Alguien que me quiere bien, me pidió que uno de mis propósitos de año nuevo fuera vivir tranquila, sin que me comieran las prisas, sin ser presa del reloj, sin sudar por cada minuto perdido...es super recontra difícil para alguien como yo, pero cuando faltaban como 3 minutos para la hora en la que debía partir de regreso y tenía todavía la mitad de la comida, consideré que podía salir corriendo sin terminar de comer, volar en el carro y correr desde la entrada al marcador...o terminar de comer en paz y que me valieran los 5 minutos de descuento.
Terminé de comer tranquila, me vine a una velocidad normal, llegué caminando al marcador...y aun faltaban 3 minutos para que sonara el timbre de entrada...y no me dolía la pancita por comer a la carrera.
Quizás sí tengás razón, quizás sí pueda, quizás si lo intento de verdad...no lo sé, ya veremos, los cambios cuestan...un día a la vez....tan sólo recordámelo la próxima vez que me coma el stress.
PD: qué rico tener un sitio donde simplemente divagar sobre la inmortalidad del cangrejo...usted que es blogger, sé que me entiende.
3 comentarios:
No es que "quizas..si pueda"...es que si podes hacerlo...yo estoy seguro de eso.....y recorda siempre que estoy aqui para ayudarte a lograr lo que desees realizar.....
Hay un dicho que me encanta que dice: "despacio que tengo prisa". Trato de vivir de esa forma y, quizás por eso, siento que pudo disfrutar mejor las cosas, vivir de veras. Creo que no a mucha gente le gusta esa pasividad en mi pero igual, es mi filosofía de vida.
Saludos y ánimo!
Anónimo: gracias, y que sea cierto, que siempre estés ahí.
Gero: mmm, si de pasivos hablamos, justo quien comentó antes que tú es la pasividad andando...y me desespera!!!!!! Pero sí, quizá así se tiene menos estress...será cuestión de probar
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