lunes, 11 de enero de 2010

Y de renovar el DUI líbranos Señor

No tengo bola de cristal, pero no hacía falta ser Nostradamus para pronosticar que la renovación del DUI iba a ser un desastre. Como decía Aniceto: “yo te lo dije Chele”.

En diciembre pasado tuve la desgraciada necesidad de reponer mi DUI, ya que el que me proporcionaron 7 años atrás estaba desteñido al punto que ya no salía el número en las fotocopias, aparte de haberse levantado la parte de la firma – misma que remendé con un pedacito de scotch – y por lo tanto ya no me lo querían “agarrar” en los bancos para hacer retiros o cambiar cheques.

Entonces, como gato arañando árbol para que no se lo lleven de la casa, postergué lo más que pude el desafortunado evento, sin embargo en diciembre, impulsada por la necesidad, acepté que tenía tiempo de realizarlo – aunque irónicamente no el dinero – como producto de mi part time job.

Iniciada la campaña para renovar el documento, pensé que mejor me esperaba al 4 de enero a que abrieran un Duicentro más cercano a mi lugar de residencia y así además de reposición era renovación...pero no, no se podía. Según me dijeron, para sacarlo en el 2010 tenía que esperar al mes de mi cumpleaños – o sea diciembre – y que al sacarlo en 2009 no me darían renovación, sino reposición y tendría que renovarlo siempre en diciembre de 2010.

Resignada a pagar doble los $10.31 con un año de diferencia, ya que no podía esperar un año más a riesgo de que no me permitieran cobrar el salario en el banco, me quedaba la decisión de dónde acudir.

Entre la disyuntiva de ir a Santa Ana a sacarlo en combo con otros trámites que debía hacer por allá, aventurarme a conocer la sucursal de Santa Tecla que ni idea de dónde era o de plano aventarme a buscar parqueo en los alrededores del parque Cuscatlán, la necesidad y las circunstancias me llevaron a lo último.

El primer round fue superado, al encontrar una cuadra abajo un parqueo de esos pagados, donde lo dejé por módico $1 la hora.

Segundo encuentro: entrar al recinto. En ese entonces no había cola, ahora digamos que le da la vuelta a la esquina. En la puerta estaba un malencarado empleado de DOCUSAL, quien allí en la acera literalmente me detuvo y me pidió que le mostrara los documentos, si van a aplicar ese procedimiento con las 400 gentes diarias que llegarán para la renovación...esteeee, pues, les dará la navidad en enero.

En la puerta – sí, allí abajo del cargadero – estaba otra señorita que me tomó los documentos y me indicó sentarme a un costado. El espacio en el Duicentro de San Salvador era de unas 20 personas – o sea, había esa cantidad de sillas – y estaba a un 50%, o sea, estimo yo que junto a mí habían unas 10 personas esperando.

Mi trámite además de la repo, incluía el dichoso cambio de apellido por aquello de los actos notariales, por lo que tuve que llevar mi partida “marginada”. Yo veía que pasaban todos los que estaban sentados, incluso los que llegaron después que yo, y a mí no me llamaban. Al buen rato – me dio estress estar viendo el reloj – me llamó una señorita con blusa de DOCUSAL, o sea, era empleada antigua, y me presentó a una niña bien bonita, muy bien presentada, maquilladita, cabello planchado, con sus joyas ella, bien divina...pero despistada como ella sola. La empleada antigua le explicaba paso a paso lo que tenía que buscar en la partida y trasladar al formulario...les juro que me dio tal desesperación, que estuve a punto de agarrarle los papeles y llenarlos yo. ¿Ha visto al Dr. Merengue cuando se sale de su cuerpo para decir algo? Haga de cuenta. La bicha literalmente daba vía...y lástima. Aunque hay que admitir que daba lástima con la mejor sonrisa que podía.

Desde ahí supe que mejor apartaba el otro dólar para parqueo, porque la cosa iba para largo.

Luego me llamaron de “adentro” y llegué al siguiente paso “toma de datos”. Allí, otra chica en entrenamiento pero con peseta más de entendimiento, me recitó mi nombre, dirección, fecha de nacimiento, nombre de mis padres y mi sabor favorito de sorbete, para que corroborara si todo estaba bien.

Luego vino lo crítico: “ponga el pulgar de la mano derecha”...”no le lee la huella, no le haga fuerza, póngalo otra vez”...”¿tiene dañaditas las manos, verdad?, póngalo de nuevo”...historia que se repitió con cada uno de los 10 dedos, ya que mis dulces manos aquejadas de dermatitis atópica, se resistían a dejarme registrada en el sistema. Hace 7 años que lo saqué por primera vez quizá no lo padecía, porque no tuve problemas con las huellas.

Arriba, en la pared, había un rótulo que rezaba “Estimado Usuario: se le comunica que a partir de este punto el tiempo del trámite es de 60 minutos”...=S

Escanearon la partida, la guardaron, el sistema la sacó, volvió a ingresar...y me remitieron al paso siguiente: la toma de huellas.

Ejem, sí, otra vez la plática sobre lo “dañaditas” que tenía mis huellas. Le toman con tinta y para ponerlas en un papel cada una de las 10 huellas. Se me fueron todos los colores cuando la chica mencionó algo sobre una constancia de dermatólogo...¿what?...no, yo no iba a regresar otra vez a iniciar el proceso y no iba a ir a pagar $30 para que un dermatólogo me certificara lo que ya sé, que tengo dermatitis atópica, que mis dedos se resecan y que a saber por qué rayos los lectores de huellas no se llevan conmigo...eso y la gran cantidad de estática que tengo, pero eso es otro pisto.

Superado ese punto – supongo que mi cara de “por favor no me haga regresar” y el criterio del jefe funcionó – me mandaron a la trágica toma de foto. Pues sí, uno tiene su estilo, pero si lo mandan a que se quite los aretes, se haga cola con unos hules que tiene allí y se “aparte” todo el cabello del rostro...pues...digamos que es la foto en la que menos me parezco a como me pudiera ver a la rápida un policía y reconocerme si cometo un crimen...gracias Docusal, delinquiré a gusto.

Cuando estaba en la cola para retirar el documento, me dieron un papelito para que llenara mis datos, con lo cual me iban a llamar para hacerme una encuesta sobre cómo me pareció el servicio...sí, claro, yo estoy de acuerdo en que me despierten un sábado a las 7 de la mañana para preguntarme insensateces...no lo llené, para eso tengo blog y aquí está mi opinión señores de Docusal.

Y ya, creo que me tomó casi 2 horas la vueltecita...y no estaba lleno, no había cola...se imagina ahora que lleguen 400 ejemplares diarios? Dicen que el primer día hábil de las renovaciones -04 de enero de 2010- , el Duicentro de San Salvador, ese mismo al que yo fui, colapsó y tuvo que cerrar por 3 horas.

Y entonces concluyo que tenía yo razón, cuando salí de ahí y enmedio de un suspiro dije “van a dar lástima en enero”.

Que lo siento por los que cumplen años en enero – saludos Dr Hernández – y quizá todavía en febrero, colada en la que se va mi santa madre, espero que cuando yo vuelva a ir en diciembre, ya hayan agarrado el paso.

Feliz renovación de DUI.

PD: este relajo es más con fines electorales. Añoro aquellos tiempos de “Salvadoreño para votar, necesitas tu carnet electoral”, el cual saqué como 3 veces, por todas las que me asaltaron y lo perdí, sin pagar un cinco, en las cómodas instalaciones de la Alcaldía de Santa Ana. Ahh tiempos aquellos.

2 comentarios:

Rocío dijo...

Dios mio. Que trip para sacar el DUI, está de miedo! yo no se que haré, voy a salir del pais en septiembre y mi cumple es en dic, iré a sacarlo para no quedarme sin él, ojalá me vaya mejor q a vos. Lu!

Clau dijo...

Rocío: mejor preguntá, porque creo que no te lo darían antes del mes de tu cumple...quizá tendrás que irte con el vencido.