Siempre se me pasan los temas, así que esta vez mejor lo escribo a las ya.
De un tiempo para acá nuestros medios - impresos, radiales, televisivos - se han vuelto tan políticamente polarizados que dan pereza. No hay palabra que digan que no lleve los dados cargados, ya sea hacia la derecha o la izquierda, no se salva nada, entrevistas, programación musical, notas económicas, hasta los sociales están impregandos de una de dos: o tendencia política o división de clases. Y en esto de las “clases” ya no metería solo a lo económico, sino también a la creciente homofobia, misoginia, intolerancia religiosa y un largo etcétera. Entonces, con las cosas así, ya no halla uno qué escuchar/ver/leer en lo nacional.
Entonces...yo no me voy a autodenominar “fiel oyente” como algunos “fieles” que he leído en twitter autoproclamándose como tales...en 3 o 4 emisoras, ajá. No. Yo puedo decir abiertamente que hago zapping a toda hora porque a veces algunos temas o personajes son insufribles, hay comerciales que me caen mal o no tengo ganas de oir comerciales, o quizá quiero más de una opinión sobre algo y ya sé donde encontrar lo que en Arquitectura conocemos como “casos análogos”, o la noticia que están comentando me parece muy cruda para que la escuchen mis hijos o simple y sencillamente quiero mejor oir música.
Pero en una cosa no miento y es que desde hace ya varios años empiezo el dia sintonizando 107,7 para poner a las 6 am el programa radial Pencho y Aída.
Últimamente se han ganado varias de mis felicitaciones por tocar temas que no se oyen en otros lados, porque los otros lados tienen su “línea” bien demarcada y no, no se les permite. Entonces justo hoy por la mañana que entrevistaban a la Embajadora de Cuba en El Salvador iba pensando eso, que lo que hacen es el reflejo de la libertad de ser ellos mismos. No hay un consejo editorial sobre sus cabezas. Sí, le han - asumo yo - comprado espacio a una radio para transmitir en su frecuencia, pero lo que venden no es la línea editorial de esa radio, son sus propios nombres como marca registrada los que se hacen cargo de lo que sucede en su programa. Esués, la libertad de ser vos sin deberle a nadie. Y creo que ahí está la esencia de por qué me gustan.
No he encontrado otro lugar donde en un “condensado” de 3 horas ( 6-9 am) te den resumen de las tendencias en redes, resumen de noticias nacionales e internacionales (sin describir con lujo de detalles las escenas de crimen), te cuenten 3 chistes, deportes, rocola (diferente cada día) y una entrevista. No hay donde aburrirse. Luego hay otras 2 horas que me es difícil seguir porque ya estoy en el trabajo, pero hasta donde sé, sigue la música, hablan de cocina, llegaba un odontólogo, una nutricionista, promocionan eventos y abren espacio para cosas tan espinosas como que miembros de una organización lleguen a explicar de qué va la modificación que solicitan a la ley para dar cabida a 4 causales por las cuales se pueda interrumpir un embarazo.
Los invitados a veces quieren mencionar alguna marca, pero con miedito pregutan “¿se puede?” acostumbrados a la típica censura en los medios en los que no se puede “regalar publicidad”, pero ahí no, nada está limitado, si van a hablar bien de un producto/marca que no pauta con ellos dicen: “dele, no nos patrocina, pero quien quita y después de esto sí” y, realmente, capaz que así han conseguido un su par de patrocinios.
En otros medios, hacé chiste del Director y tenés los días contados. Ahí no solo se puede, sino que él se ríe con ellos. En otros lados la gente “detrás” de cámaras/micrófonos/redacción jamás se ve. Ahí participan todos, aunque no hablen directamente, se llevan su mención. Conocemos a la niña Vilmita que prepara el café porque de vez en cuando le preguntan cómo le va y ya la han sentado en el micrófono a que cuente sus cosas.
Tienen tanto poder de convocatoria, que un dia de estos se les ocurrió hacer una “rocola rápida” y los oyentes les siguieron el juego al instante. Bayuncos ellos, bayunca la audiencia...a la medida.
Alguien me dijo una vez que le aburrían porque muy en chiste agarraban todo. Pero, en un país plagado de violencia, de intolerancia, de estress ¿necesitamos que nos reciten las portadas de los periódicos a buenas 6 de la mañana contando los muertos diarios mientras vamos manejando con los niños al colegio? ¿necesitamos “humor doble sentido” en horario infantil? ¿necesitamos entrevistas que parecen hechas a la medida preguntando solo lo políticamente correcto para el invitado? ¿necesitamos una franja musical rígida? Y, como gente seria y que le interesa el futuro de este país ¿queremos saltarnos los temas delicados por no herir susceptibilidades de grupos de poder? No y no, respectivamente. Por eso los escucho, porque ahí no pasa eso.
¿Qué es Pencho y Aída?
Es la locura de que Los Ángeles Azules, Sting y Justin Bieber suenen en el mismo play list.
Es la diversión de poder hacerle preguntas difíciles de responder a un funcionario a quien en su Institución nadie se atreve a cuestionar.
Es la libertad ideológica de poner en sus micrófonos a la embajadora de USA, al de Inglaterra, al de Francia, al de Israel, a la de Cuba...y que todos se sientan como en casa.
Es mandar a varias familias al cine cada viernes, y a niños que de otro modo nunca hubieran conocido dreamland.
Es que un oyente pueda llegar a poner 5 canciones un martes y tener sus 5 minutos de fama.
Es el deber cumplido de tomar por un año el compromiso de dedicar la entrevista una vez al mes a temas relativos a la mujer...y tener mujeres trabajando en el programa.
Es recordar tu época de colegio y también informarte de lo actual
Es observar la nube del volcán todos juntos
Es tener “enviados especiales” que te tuitean fotos desde los conciertos
Es que te dejen podcast para las vacaciones...y música sin comerciales cuando se acaba el programa
Es estar inmunizado en época electoral
Es tener “referendum” de oyentes
Es que te saluden al final de un concierto, o a la salida de misa, como si fueran amigos de años
Es observar la realidad...sin perder el buen humor.
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