Incluyo por aquí el comentario que dejé en el blog de Cecibel Romero, una periodista salvadoreña muy atinada, centrada, con los pies en la tierra, a la que leo frecuentemente y forma parte de la lista de esas mujeres que vale la pena conocer, aunque sea en blog.
Ella tocó el tema en su blog de política el 22 de abril de 2008, algunas personas opinaron y expresaron su preocupación a nivel macro, es decir, el gubernamental; yo intenté tocar el lado micro, el familiar, aunque de forma breve, dejando ver que es un tema que a todos los niveles nos está calando fuerte en el pensamiento, en el bolsillo y en un futuro no muy lejano, en el estómago. Aquí mi comentario:
“Difícil este problema, preocupante para los que tienen las decisiones en su poder, peor aun para los ciudadanos normales que no tenemos idea de qué harán los gobernantes y de qué pudiéramos hacer nosotros mismos para manejar la crisis que se avecina.
Talvez nuestro aporte pueda empezar a nivel micro, que aunque sea un grano de arena en una playa enorme, a la larga pueda ayudar a cambiar el futuro, ya que nuestras crisis actuales son producto de las decisiones de otros en el pasado, incluso a veces muy lejano.
En nuestros hogares por ejemplo, podemos inculcar a nuestros hijos el respeto hacia los alimentos y el valor que tienen (el niño no quiere frijoles, que los deje, ahí los botamos =(...), enseñarles que en el mundo hay millones que no tienen el privilegio de tener comida en su plato y menos de pedir gusto de qué van a comer.
A mí siempre me ha indignado las políticas de los restaurantes de botar la comida que no se vendió en el día...es cierto, si uno paga (y cada vez más) por la comida del restaurante espera que sea fresca, pero en lugar de simplemente botarla deberían de haber formas de que llegue, en buenas condiciones, a quienes jamás podrán sentarse en esas mesas.
Y eso es por el lado de la cantidad...la calidad es otro cuento, porque hay millones con hambre en el mundo, luego están los que comen, pero no se nutren. Una vez escuché una declaración de una mujer de raza negra en USA, decia que alimentaba a sus hijos con hamburguesas, papas fritas y soda, y por eso estaban obesos y desnutridos, pero con $1 (en USA y en ese momento) podía comprarles eso, en el supermercado el mismo dólar no le alcanzaba para una lata de frijoles y otras cosas más nutritivas.
Y eso ya nos está empezando a pasar aquí, $1.99 por hamburguesa, papas y soda...$2.50 por 15 tomates en el super”
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