Atrás y en una "yo" que ya no recuerdo quedaron las tarjetas, los corazones, los peluches y cuanta manualidad hice en la vida para repartir a amigos, amigas, familia y algún ente masculino que captara mi atención más que el resto.
A la persona más joven que le regalé este tipo de cosas fue a un niño de 4 años, cuando yo tenía 15...sin ninguna doble intención, simplemente le tenía cariño a él y su familia, me parecía un niño adorable. Jamás imaginé que suficientes años después considerara nula e insignificante esa diferencia de edad, con otra persona. Y sentí raro al recordar al niño de 4 años y hacer la comparación de edades.
También es extraño pensar que si "aguanto" otros 20 años...tipo el país veá, que se llevó 20 años de un gobierno y al fin vio alternancia...que a fin de cuentas lo dejó igual o peor. No hay garantía que los cambios anhelados sean para mejorar. Es una ruleta. Y me da cosa pensar si la edad que tendré en 20 años alcanza para volver a empezar, desde cero, algo para no morir sola.
Veo a mi mamá y me da esperanza, porque con 18 años más que yo tiene muchos planes, ganas de vivir y ha encontrado paz...pero está enferma, y a mi edad no lo estaba, y yo ya lo estoy, de muchas cosas más de las que ella tiene ahora. Así que a saber si alcanza la peseta.
El increíble y raro momento en que se encuentra la respuesta a la pregunta "¿por qué suceden sobredosis de medicamentos recetados?" Es feo tener la respuesta.
Ya vengo, voy por media libra de chocolates, porque si lo que no mata engorda, prefiero engordar.
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