Harta como estoy de la campaña sucia, confrontativa y amenazante, dejo mi punto de vista.
Ya tuvimos Venezuela, ya fuimos
Venezuela, nada más que al revés.
Sí, ud jovencito que nació hace 20
años o menos, quizá no tiene idea de lo que fue este país en los
80's, de lo que costó la paz, de las vidas que se perdieron -de
ambos lados – para lograr acabar con las dictaduras, los abusos de
poder y tener, bien que mal, a las dos fuerzas principales disputando
el poder por la vía legal.
Esa Venezuela que ahora le horroriza ya
la vivimos, nada más que aquí los que protestaban eran los
estudiantes universitarios de “izquierda” y quien los reprimía
era el ejército “de derecha”. De seguro a ud le parece que
Wikipedia es una fuente de información inagotable, así que le dejo
la info de “La Última Guinda” tomada
de ahí.
Con un click aquí y allá me encontré
un análisis de la obra, hecho por una jovencita de 8° grado en 2010
y, para tener 13 o 14 años, anda en algo, tomando en cuenta que es
cabal de ese grupo de gente que “le contaron” y no lo vivió:
“El tiempo en que
se escribió esta obra fue en base a la guerra civil de El Salvador
comprendida entre los años 1980 y 1992.
El marco histórico
son los acontecimientos que ocurren en la obra como los
acontecimientos de la guerra un montón de muertos, desaparecidos,
quedaron las maras, el trafico de drogas. También un grupo de
salvadoreños se vieron obligados a dejar el país y emigrar para
loas Estados Unidos.
El marco político en los años
siguientes después de la guerra, el país vivió en un estado de
constante inestabilidad política. En ese entonces el país lo
gobernaba el licenciado Calderón Sol.
El marco económico en ese entonces la economía era
muy necesaria uno tenia que economizar por que si no le alcanzaba el
dinero habían pocos recursos por el cual obtener dinero la causa de
eso era la guerra en la que estaba este país.
A mi persona el haber leído esta obra
me ha dejado una gran satisfacción y una gran enseñanza por que por
medio de esta obra pude saber un poco mas de ese acontecimiento que
paso en El Salvador y el sufrimiento de la gente como fue la guerra
como los maltrataban y los mataban como que si aun animal mataban
ellos no tenían compasión de las personas no les importaba
matarlos.
También esta obra me enseño que tenemos que
respetar nuestra patria para que vivamos en armonía y que ya no se
vuelva a dar ese mismo problema por dejan muchas perdidas sobre todo
a nuestro país.
Hay que amar a nuestra patria y quererla
siempre, por que es de nosotros y el futuro del país depende de
notros hay que cuidarlo y saber manejar las cosas y tomar decisiones
buenas no malas.”
Nótese, que hasta una adolescente
tiene claro que: “ que vivamos en armonía y que ya no se vuelva a
dar ese mismo problema por dejan muchas perdidas”
Pero no, a ustedes “los grandes”
les gusta usar a los jóvenes para asustar con el petate del muerto
de otras guerras, de otros países, de otras culturas, de otras
situaciones.
Si no le han contado, también Chile
tuvo su guerra, también hubo un Dictador, y también Chile ha sido
el ejemplo a seguir por nuestro país en muchos de los campos,
principalmente la economía, bajo la conducción de “su partido”.
Las guerras ocurren, en todos lados,
por razones diversas, y no pueden trasladarse de un lugar a otro
porque pierden contexto. Que de una vez quede claro, aquí no es
Venezuela, Maduro dista mucho de tener el carisma de Chávez, tanto
como el hermano de Castro no es Fidel. Cuando los líderes se van o
desaparecen, también tambalea lo que han creado, si ha sido obra
únicamente suya. Esa es la gracia del partido político, que no
recae en una sola persona, sino que sigue un programa, una línea de
pensamiento.
Pero mientras nos sigan poniendo
guerras como referentes, sabiendo que ya vivimos una y que estuvieron
del otro lado, esa línea es la equivocada y no refleja ningún
pensamiento.
No se le puede dar el poder de una
nación a un partido que ni siquiera puede cohesionarse a sí mismo,
que ni sabe quiénes son sus lideres, que tiene más petates propios
con que asustarse y no los saca, que cambia de línea de un dia para
otro solo para conseguir votos.
Al FMLN le costó, no una, sino 4
elecciones, 20 años, entender la forma en que debían llegar a la
población para merecer la confianza de darles el poder. Aprendieron a fuerza de perder y volver a empezar.
ARENA forjó, también en esos 20 años,
la forma de que la población se diera cuenta de que ya era dudoso
seguir dándoles el poder.
¿Volverán? Sí, volverán, tarde o
temprano, porque la alternancia es sana. Pero no lo harán hasta que
se hayan unificado por dentro y entendido que ya no somos los de
antes, crecimos, aun tenemos memoria... y no nos asustan con sus campañas de terror ni su himno guerrerista que dice que aquí será la tumba, cuando El Salvador lo que necesita es PAZ y VIDA.
2 comentarios:
Te escribo como venezolano que soy y que tengo mis añitos, no solo por saber de Historia sino por haberla vivido.
En los años 60ta, 70ta, 80ta, y los 90ta, Venezuela fue el Faro de la democracia en América Latina. Era el refugio de todos los que lograban escapar de las dictaduras del Cono Sur y de las guerras de Centroamérica. No solo eso sino que, todos sus gobiernos (alternantes, por ciertos) abogaban de forma valiente en defensa de los ciudadanos víctimas de violaciones a los Derechos humanos en esos países. Pero desde que se entronizó ese populismo ramplón que pretende ser de izquierda pero que en realidad es una suerte de populismo musoliniano de nuevo cuño llamado chavismo, ese faro fue reventado a represión y ahora Venezuela es un enclave de oscuridad. Solo le pedimos a esas naciones y esos ciudadanos que hayaron refugio en Venezuela , que se olviden del chantage petrolero que les tiene el gobierno venezolano, y que se pronuncien, no por el gobierno, sino por el pueblo de Venezuela. Antes les tocó a ellos, ahora la mala hora nos toca a nosotros.
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Por cierto ¡Bravo por Ricardo Arjona! que se ha pronunciado de manera pública por el pueblo y los estudiantes venezolanos.
El mundo da vueltas y los que antes estaban arriba luego les toca abajo y al revés.
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