lunes, 22 de marzo de 2010

Hámster kid

Usted conoce a los hámster, verdad? Tiene claro que son animales. Animales que el hombre inventó meter dentro de centros de ejercicio en miniatura, para poder tenerlos cautivos. En su hábitat natural, los hámster andan libres, corriendo de un lado a otro, no en círculos dentro de un recinto. Inventaron también unas esferas transparentes para recluirlos, donde ellos caminan y así avanzan cuando gira la esfera, así como la de la foto:



Pero, vuelvo y pregunto, usted ya entendió que son animales, verdad? Y que no es justo que el humano los haya metido ahí.

Ha ido recientemente a centros comerciales como La Gran Vía, Las Cascadas o Metrocentro? Ha visto unas piscinas donde hay unas esferas plásticas enormes flotando en el agua?. Hasta ahí todo bien. Lo increíblemente inverosímil, es que a unos seres humanos se les haya ocurrido que dentro de esas eferas podían meter NIÑOS, tal si de hámster se tratara.

Y claro, más increíble todavía a mi entender, es que hayan PADRES de familia, que sean capaces de pagar por meter a sus hijos en tales artilugios.

Es que ya el consumismo nos tiene tan idiotizados que todo parece posible, divertido y “de caché”? Por donde sea que lo vea:


A un niño pequeño, la experiencia de estar metido en esas bolas le puede causar claustrofobia, a lo mejor no en el instante, pero quién le asegura que en su tierno subconsciente no quede grabada la situación y le afecte en el futuro y pase a ser del gremio que no sube en elevadores porque les da “cosa”.


Meten al niño en la pelota y le echan aire con un compresor. El compresor hace ruido. Si de lejos el ruido molesta, se le ha ocurrido que pueda tener algún daño el oído del niño al estar justo dentro de donde están lanzando el aire a presión?

El chunche es cerrado, o sea, si cualquiera tose, estornuda, escupe o lo que sea ahí dentro, ahí se queda...y luego viene su dulce retoño y tiene contacto con sus manos o peor aun con su boca. Y nos moríamos de la angustia con que Pablito le contagiara H1N1 por ser su compañero de pupitre.

Y la autoestima? Vea a un animal peludo y vea al niño...ambos en el mismo escenario. No sé si a usted le parecería normal que alimentaran al niño en el plato del perro o lo dejaran dormir en la perrera porque se ve “bonito” o “chistoso”.

Y esas son sólo algunas de las tres razones por las que, va a disculpar el francés, el negocio ese me parece una total estupidez.

Si quiere un hámster en una bola, cómprese uno en una tienda de mascotas. A los niños déjenlos en paz.

PD: una de las cosas que peor me cae, es que hay rueda de gente viendo, niños incluidos, que dicen “qué chivo”...y en el qué chivo se llevan de encuentro la salud, la moral, el sentido común y cualquier otro análisis que aplique, ya que el mundo de hoy nos ha enseñado que cualquier babosada que nos vendan como novedad, hay que probarla.

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