30 de junio, esa fecha especial que recuerdo cada año con nostalgia.
Sabés viejita, si estuvieras aquí, seguro ya me hubieras regañado porque el peque se enferma, dirías que lo que tiene es empacho y que con una sobada se cura. Y que lo mío se quita con unos emplastos de barro sobre el estómago...así eran las soluciones a principios del siglo pasado, cuando llegaste al mundo.
Tu hijo está bien, en mayo cumplió 78. En abril nos dio un susto, su corazón se puso en huelga y salimos disparadas los 280 km que nos separaban de él, para ir a verlo en una habitación de hospital con una pijama azul de rayas, sin dientes y enojado porque no le daban de comer. Pero ya se recuperó, se ve como nuevo. Ahora un aparato circular dentro de su pecho le recuerda a su corazón que debe latir constantemente.
Fijate que ya tenés otra tataranieta, se llama Cristina y tiene 8 meses. Es bien linda, se parece a su mamá. Se suponía que esto no sucediera todavía, porque a ella le faltaba mucho por crecer, pero no te escandalizarías, en tus tiempos a esa edad ya era una “casadera”.
Tu nieta está más o menos, te extraña cada día, pero en esta época más.
Y yo, yo sigo recordándote con cariño, con ese cariño que la vida no me dio tiempo de expresarte.
Sabés viejita, si estuvieras aquí, seguro ya me hubieras regañado porque el peque se enferma, dirías que lo que tiene es empacho y que con una sobada se cura. Y que lo mío se quita con unos emplastos de barro sobre el estómago...así eran las soluciones a principios del siglo pasado, cuando llegaste al mundo.
Tu hijo está bien, en mayo cumplió 78. En abril nos dio un susto, su corazón se puso en huelga y salimos disparadas los 280 km que nos separaban de él, para ir a verlo en una habitación de hospital con una pijama azul de rayas, sin dientes y enojado porque no le daban de comer. Pero ya se recuperó, se ve como nuevo. Ahora un aparato circular dentro de su pecho le recuerda a su corazón que debe latir constantemente.
Fijate que ya tenés otra tataranieta, se llama Cristina y tiene 8 meses. Es bien linda, se parece a su mamá. Se suponía que esto no sucediera todavía, porque a ella le faltaba mucho por crecer, pero no te escandalizarías, en tus tiempos a esa edad ya era una “casadera”.
Tu nieta está más o menos, te extraña cada día, pero en esta época más.
Y yo, yo sigo recordándote con cariño, con ese cariño que la vida no me dio tiempo de expresarte.
Hace ya muchos, muchos años que no vamos al cementerio. Espero que las flores que te dimos en vida hayan sido agradables. Seguramente la tumba ya no está en su lugar, aquí sacan a los muertos a los 7 años, aunque se compre a perpetuidad. Por ahí debe andar la lápida, que quizás decía:
Genara Herrera Mancía
6 de enero 1906 - 30 de junio de 1982
Genara Herrera Mancía
6 de enero 1906 - 30 de junio de 1982
Y que yo agregaría: Mamá Naya
En la estrella que estés, cuida de nosotros siempre, viejita linda.
3 comentarios:
Pasa que a veces nos encontramos con afectos que trascienden las dimensiones del tiempo y el espacio... y qué felices somos cuando, de alguna manera u otra, nos encontramos, coincidimos y aprendemos de ellos.
Mi abuela se llamaba Sebastiana, dicen que soy identica a ella, yo no la conocí, pero mi familia me heredó el amor a esa mujer rural y furtiva. A veces... sueño con ella.
Ojalá que Mama-tana y Mamá Naya sean vecinas de estrella...
KR: awww, vecinas de estrella...ya me sacaste la lágrima.
=)
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